Obituario

A tal señor tal honor

In memoriam del señor don Emilio Lustau Ruiz-Berdejo.

El enunciado de esta sentida dedicatoria obedece al sentido y a los sentimientos que siempre mereció nuestro querido miembro de nuestra Tertulia (1983) don Emilio Lustau Ruiz-Berdejo, que recientemente ha sido llamado a participar en las tertulias celestiales.

Sí, a tal señor tal honor, de antiguo era el trato que se deba a quien merecía por su conducta a lo largo de su vida, Emilio Lustau era un señor, que sin proponérselo, se hacía merecedor por las personas teníamos la fortuna de conocerlo, que él era un señor por naturaleza y, lo que tenía mayor importancia, que era señor a todas horas y con todo el mundo.

Nosotros, sus compañeros de la Tertulia durante más de treinta años, podemos dar fe de tan veraces confirmaciones, de tal manera que al recordarlo llegamos a las convicciones que fuimos unos auténticos afortunados desde el momento que se fundó nuestra Tertulia. Él la enriqueció con su presencia y nos deparó con su finísimo humor inglés nuestras inolvidables y continuas tertulias.

Posiblemente, no todos fuésemos conscientes de la enorme fortuna que teníamos pudiendo gozar de un grupo humano de la grandeza -sólo citaré a nuestros miembros fallecidos- de Miguel Fontádez, Pepe Pérez Luna, Isidro García del Barrio, Álvaro Moreno y Arteaga, Antonio León Manjón, Eduardo Pereiras, Fernando Quintana o Emilio Lustau.

Si para formarse universitariamente había que cursar estudios superiores, se puede asegurar que nuestra Tertulia fue la mejor universidad del mundo. Porque sus profesores, los componentes de la Tertulia mencionados poseían tanta sabiduría que ellos nos enriquecieron de tal manera que hicieron que nos sintiésemos unos auténticos privilegiados.

Una Tertulia que tiene la suerte de aglutinar un grupo humano como los citados, y algunos otros que han quedados en el tintero, y aquellos continuamos después de treinta y siete años teniendo presente continuamente las muchas enseñanzas que recibimos de tan grandes señores cómo nuestro recordado y querido Emilio Lustau Ruiz-Berdejo.

Es cierto que cuando un amigo se va, nos embarga la tristeza, pero cuando se ha conocido y gozado de una amistad como nuestro querido y recordado don Emilio Lustau Ruiz-Berdejo, además de rezar por su eterno descanso, debemos darles gracias a Dios por habernos premiado con su inefable amistad.

Descanse en paz.

Su Tertulia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios