Proemio Planeta

25 de octubre 2025 - 03:05

Dar la más mínima importancia literaria a los premios literarios es poco literario. Sirven, sí, para encontrar editor cuando uno empieza a abrirse camino, y para encontrar lectores despistados cuando uno ya tiene quien le edite. También para monetizar el arduo trabajo intelectual, si suena la flauta. Las editoriales los aprovechan para atraer talento y/o renombre y para arrancar bien la promoción de sus libros.

Pero la literatura juega en otra liga. Ha pasado a menudo que un accésit o un libro que no pasó ni el corte terminan siendo reconocidos como de mucho más mérito que el premiado con todas las campanillas. Y otras veces pasa –hay que reconocerlo sin maniqueísmos– que el premio era el libro mejor y que se le termina reconociendo incluso por los letraheridos llenos de prejuicios razonables contra los galardones. En resumen, de una lectura atenta, lenta, intensa, crítica y fundamentada no te libra ningún oropel. Al final, del mismo modo que existe la república independiente de tu casa, si es el caso, o la baronía soberana del hogar, como prefiero, también el auténtico premio literario lo da tu jurado unipersonal de tu premio nobel íntimo.

Lo que no quita importancia al Planeta concedido a este señor que yo no conocía y que se llama Juan del Val, y que ya había ganado, me entero ahora, el premio de casarse con Nuria Roca y de tener tres hijos. Se ve que es un triunfador. Hay quien, sin haber leído el libro, desdeña al premio y yo tampoco puedo decir nada a favor porque, en principio, salvo que pasen tres años y la gente que aprecio lo siga recomendando, tampoco voy a leerlo.

Sucede, sin embargo, que nadie le discute a la editorial Planeta el trofeo del olfato comercial. Otea los vientos de la moda como nadie. Y aquí lo que muy probablemente no sea un gran premio literario es, sin duda, un gran proemio sociológico. Gana el galardón un hombre reconocido por criticar implacablemente al sanchismo y por sostener posturas conservadoras. Proemio, pues, o prólogo o prueba de que el cambio político en España, como en Europa, es inexorable. Se nos viene. Me he acordado de esto: “En aquel tiempo decía Jesús a la gente: Cuando vean subir una nube por el poniente, enseguida dicen: ‘Chaparrón tendremos’ y así sucede. Cuando sopla del sur, dicen: ‘Va a hacer bochorno’ y lo hace”.

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