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Tras los ataques, sobre todo por el trío Puente, Alegría y López, a los jueces que instruyen causas relacionadas con el presidente del Gobierno, los últimos y más duros contra el juez del caso del fiscal general, la presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Isabel Perelló, ha manifestado su “apoyo” a los miembros del alto tribunal y los jueces “que sufren presiones” y “descalificaciones constantes” por parte de “quienes discrepan de sus decisiones”. Haciendo un llamamiento “a autoridades y particulares para recuperar el respeto” y reclamando “el cese de cualquier presión o interferencia en la labor judicial porque, independientemente de que todas la resoluciones judiciales pueden y deben ser objeto de debate y crítica, no caben los insultos a los jueces ni tampoco presiones intolerables que socavan el ejercicio de la función que la Constitución nos encomienda al Poder Judicial y minan la confianza de los ciudadanos en la justicia”. Concluyendo: “Nunca se debería de haber perdido el respeto, básico para nuestra convivencia”.
López, que cada vez se expresa en un tono más chulesco y agresivo, ha dicho que el juez está “despreciando de una manera inaudita las pruebas y los testimonios y, por tanto, también a los testigos” en lo que calificó como una “cacería” y una “absoluta vergüenza anunciada permanentemente por el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez”. Puente ha afirmado en la red social X que “la oposición real de este país tiene que salir todos los lunes a arreglar los desaguisados de Feijóo”. Pilar Alegría ha dicho que “hay algunos jueces que están haciendo cosas difíciles de entender”. ¿Insinúan que prevarican? Cuando a Alegría le preguntaron si cree que el magistrado del Supremo prevarica, contestó: “Creo que con la expresión ‘difícil de entender’ se explica bastante bien, se entiende perfectamente”, resaltando que sus palabras son “prudentes”, pero a la vez “lo suficientemente explícitas”.
Todo, desde la situación del fiscal general a las reacciones del Gobierno y el PSOE, es de una gravedad sin precedentes. Como sin precedentes es la agresividad de los opinadores progubernamentales, propia de quienes defienden causas indefendibles. Pero a la vez todo se ha normalizado. Gana el relato, pierde la realidad.
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