Simone Weil

01 de noviembre 2025 - 03:07

Qué diría Simone Weil si supiera que de repente se ha puesto de moda gracias al último disco de Rosalía, Lux? ¿Qué diría ella, que aborrecía todo lo que fuera mundano y exhibicionista y mercantil? ¿Qué diría ella, que apenas se cambiaba de ropa ni se cortaba el pelo ni tenía el menor respeto por el éxito social? ¿Y qué diría ella, que trabajó en la cadena de montaje de la fábrica Renault para aprender a sentir la fatiga real de los obreros sobre los que discurseaban los intelectuales de izquierda sin tener ni idea de lo que significaba trabajar en una fábrica? ¿Y qué diría si supiera que Rosalía la citaba como una de las fuentes de inspiración de su nuevo disco volcado hacia la espiritualidad y la trascendencia? ¿Qué diría, eh, qué diría?

Hay un momento clave en la vida de Simone Weil. Fue en septiembre de 1935, cuando estaba en Portugal con sus padres reponiéndose del duro año de trabajo en la fábrica Renault (un trabajo que casi la destruyó físicamente). Y una noche de luna, paseando por el pueblo de pescadores de Póvoa de Varzim, vio una procesión de mujeres que rezaban en la playa por sus hijos y sus hermanos y sus maridos desaparecidos en el mar. Las mujeres llevaban cirios encendidos y caminaban sobre la arena, entre las barcas. Y llegó un momento en que sólo se veían las llamitas de las velas y sólo se oían las voces de las mujeres y el lejano rumor de las olas. Aquel día, la vida de Simone Weil cambió. “Nunca había sentido nada tan poderoso”, escribió en su Autobiografía espiritual. Desde entonces se sintió cristiana: una cristiana sin iglesia ni bautismo ni dogmas, una cristiana que sólo creía en aquellas mujeres que cantaban frente al mar que les había arrebatado a sus hijos y a sus maridos.

Hay gente que se ha sorprendido por el giro espiritual de Rosalía (un giro, todo hay que decirlo, en el que hay mucho de cálculo comercial). Y esta gente se ha puesto a despotricar contra esta nueva tendencia religiosa que parece interesar a más y más gente en Europa. Pero ¿qué querían? ¿Creían que un puñado de clichés ridículos sobre el heteropatriarcado y la heteronormatividad iba a poder llenar los corazones de la gente en un momento histórico en que todo se viene abajo? ¿Cómo podían ser tan ilusos? ¿Cómo podían ser tan estúpidos? Pues ya ven.

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