La esquina

José Aguilar

La suegra tiene la culpa

24 de febrero 2014 - 01:00

EL papa Francisco bromeó recientemente en una audiencia concedida a diez mil parejas de novios a las que pidió comprensión y paciencia con el cónyuge. "No existe el marido perfecto ni la mujer perfecta... por no hablar de la suegra perfecta". Mientras tanto, en la Iglesia que preside, lidera y pastorea se discute si la imperfección que se atribuye a la suegra o el suegro es motivo suficiente para romper una pareja.

El derecho canónico contempla unas cuantas causas que justifican la anulación del matrimonio católico. Excepciones al rígido principio de la indisolubilidad del vínculo que une a los que consagran su unión ante el altar, como la impotencia absoluta y perpetua del varón, la negativa predeterminada de uno de los dos a tener hijos, el narcisismo o la inmadurez de los esposos en el momento de casarse (fuente de anulaciones arbitrarias que suelen favorecer a matrimonios pudientes).

Un vicario de Liguria es quien ha abierto la vía a la inclusión indirecta de la suegra entre las posibles causas de nulidad. Concretamente monseñor Rigon ha propuesto que ser un mammista -persona que mantiene una relación de extrema dependencia patológica con su madre o su padre- pueda contemplarse como causa de nulidad del matrimonio. Dos cardenales le apoyaron, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal italiana, según contaba el corresponsal de La Vanguardia.

Mammista es un derivado eclesiástico de mammone, que es el término expresivo que utilizan los italianos para referirse a los hombres solteros que viven superprotegidos por sus madres. La Iglesia lo utiliza en alusión al cónyuge (generalmente hombre) cuya convivencia en pareja depende de la aprobación de su padre o su madre (generalmente la madre). Para los obispos mencionados, se trata de una patología psicológica que vicia la voluntad de quien la sufre y, por tanto, imposibilita el matrimonio consciente. Suficiente para declararlo nulo y plenamente disoluble.

El debate está, pues, planteado, y conociendo ya un poco al Papa argentino se puede aventurar que el sínodo extraordinario sobre la familia que ha convocado para octubre próximo mirará con buenos ojos este nuevo criterio de nulidad matrimonial. Puede ser un coladero porque no es particularmente raro que el marido o la mujer católicos deseosos de acabar con su matrimonio encuentren en la suegra el chivo expiatorio de las culpas propias de la pareja misma.

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