¡Taxi!

06 de julio 2025 - 03:05

Nunca me he subido a uno como el que Guillermo Montesinos paseaba por Madrid en Mujeres al borde de un ataque de nervios. Con sus revistas, las bebidas y el tabaco, la tapicería de leopardo, el hilo musical hortera, la cara de estupefacción contenida de Carmen Maura. El taxista más friki que me he cruzado se empeñó en amenizar el trayecto con una irremediable selección de sus “mejores” chistes. Muchos profesionales del volante, este no fue el caso, han desarrollado cierta habilidad para psicoanalizarnos en cuanto asomamos las narices. A veces te montas en el taxi huyendo del ruido y encuentras la paz, otras veces encuentras un Rayo Vallecano-Osasuna a toda pastilla. Hay taxistas dicharacheros, otros que son más prudentes y alguno que pareciera que está transportando un ficus.

Confieso que, a día de hoy, con tal de conseguir un taxi cuando lo necesito, me vale cualquiera. Sería capaz de atrincherarme en aquel que conducía Robert de Niro en Taxi Driver, una de esas noches de insomnio que lo arrastraban hasta los callejones más sórdidos de la condición humana. Esto no es Manhattan, lo sé. Aquí los taxis no son amarillos ni abundan desperdigados por toda la ciudad. En realidad, aquí ocurre exactamente lo contrario. “No damos abasto”, me decía un amigo conductor recientemente. De ahí esa centralita que comunica o no responde, esa aplicación inane y esa espera desesperada en tu portal. No importa el día y la hora. Te sucederá un lunes de marzo a las seis y media de la mañana y tendrás que salir despavorido con la maleta a cuestas; con suerte es posible que llegues de milagro y medio infartado al Alvia que te llevará a Madrid. Sé de lo que hablo. Es probable que te ocurra también un sábado de verano a las siete de la tarde…tú que no querías coger el coche para ir a esa boda. Por ejemplo.

En Jerez hay 176 licencias en la actualidad. Pocas parecen si las comparamos con otras ciudades de población similar -Cartagena (254)- o incluso inferior como Almería (497), Pamplona (328) o la propia Cádiz capital, donde operan 224 taxis. Uber se largó cuando el Ayuntamiento aprobó en 2020 una ordenanza que impedía a los VTC trabajar en la estación de trenes, aeropuerto, Ifeca, Real Escuela, la Feria y hasta en intramuros. Si a esto le sumamos que la flota de autobuses urbanos está diezmada y quemada, mucho tiene que cambiar esto para que la próxima vez que gritemos ¡taxi! no sea nuestro eco el único que responda.

stats