La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las tontas del capirote, el bote y la UE

Lo que pretenden es imponer una globalización sin historia, sin referentes culturales y sin rostro

En 1895 el comediógrafo gaditano José Jackson Vayán estrenó el juguete cómico-lírico La tonta del capirote, interpretado por la gran cómica Loreto Prado. En 1925 la en su día popular comediógrafa Pilar Millán Astray estrenó La tonta del bote con tal éxito que permaneció un año en cartel a cargo de las compañías de Carmen Cobeña y Aurora Redondo, teniendo después una larga vida en los escenarios y las pantallas al ser adaptada al cine en 1939, 1956 y 1970 interpretada por Josita Hernán, Lolita Sevilla y Lina Morgan. Si hoy se representara o filmara todas tendrían una heredera que se ha ganado interpretar a la tonta del capirote o la del bote: Helena Dalli, comisaria europea de Igualdad.

Se filtró su propuesta de que los funcionarios de la UE no se feliciten las Navidades, sino "las fiestas", o ni tan siquiera eso, sino el "periodo de vacaciones", para que así se comuniquen "de manera más integradora" siendo sensibles "al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes". Es decir que si yo viviera en un país de fuerte tradición musulmana, o tuviera un amigo que profesara dicha religión, y por todas partes se oyera o él me dijera "Ramadan mubarak" (feliz Ramadán), debería sentirme ofendidísimo. Y si viviera en un país de fuerte presencia judía, o tuviera un amigo que profesara dicha religión, y por todas partes se felicitara Yom Kippur o el amigo me enviara una tarjeta de felicitación con la menorá, el shofar y la estrella de David, debería sentirme igualmente ofendidísimo.

El disparate es de tal calibre que ha sido retirado inmediatamente. Pero la intención subsiste y es un grave atentado cultural y a la convivencia. Porque riqueza cultural, diversidad religiosa y convivencia respetuosa es justo lo contrario: que cada cual celebre lo suyo y que dicha celebración tenga la presencia pública que se corresponda a la cultura y la tradición de cada país. Sin asfixiar o prohibir, por supuesto, que cada comunidad religiosa celebre también públicamente las suyas. Esto enriquece culturalmente y es una muestra de convivencia. Lo que esta señora y otros muchos pretenden es imponer una globalización sin historia, sin referentes culturales y sin rostro, como los amantes velados de Magritte. Gracias a Dios me crie en Tánger y celebré las Navidades con mis amigos judíos y musulmanes que me invitaban a celebrar con ellos Rosh Hashaná y el Ramadán.

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