Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
DICE Rubalcaba que Rajoy está sentado sobre tres volcanes: paro, Bárcenas y Cataluña. Se le olvida añadir que sobre dos de esos volcanes -paro y Cataluña- estamos sentados todos los españoles y muy especialmente quienes, como es el caso del PSOE, aspiran a gobernarnos. Se le olvida también que dos de esos volcanes entraron en erupción -o en una fase más agresiva de su erupción- gracias al PSOE. El volcán del paro se hizo más devastador por negarse primero y después abordarse tarde y mal la crisis que, según Zapatero, era una invención de los antipatriotas. El volcán de Cataluña radicalizó su erupción a partir de la histórica frase de Zapatero, pronunciada en el Palau Sant Jordi durante un mitin el 13 de noviembre de 2003, "apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña". El tercer volcán, el de Bárcenas, es el único que no ha encendido el PSOE. Aunque se cuida de alimentarlo con Pedro J. de calderero: ayer, tras leer El Mundo, rompían con el PP y exigían la dimisión de Rajoy. Habría que cambiar la expresión "hacerle la cama" a alguien por la de "hacerle el volcán".
Además de olvidar quién encendió el volcán y que él mismo está sentado sobre dos de ellos, Rubalcaba también olvidó que hay un cuarto volcán que le concierne a él y a todos nosotros, ya que su partido aspira a gobernarnos: la descomposición interna de un PSOE que a su Bárcenas particular, que son los ERE, suma la debilidad del liderazgo de Rubalcaba, las ganas que le tienen los cachorros crecidos en la militancia estabulada desde casi la infancia, la maniobra florentina de Griñán, la desafección de los socialistas catalanes y la revuelta de los barones regionales que tumbaron el protocolo entre el PSOE y el PSC y se opusieron a la moción de censura.
Tres volcanes, por lo tanto, sirven de asiento a Rajoy y a Rubalcaba. Y en ellos podemos asarnos todos si los dos partidos mayoritarios no logran sanearse y afrontar la cosa pública con una mayor altura de miras. Hasta el momento su táctica es alimentarse de las inmundicias del adversario. Una estrategia suicida en un momento tan delicado para todos y para ellos. Inmundicias hay para que los dos se harten. Bárcenas y los ERE bastan para llenar el plato. Pero al precio de quedar ambos inservibles para afrontar las responsabilidades públicas que conciernen a dos partidos votados en las últimas elecciones por 10.866.566 (PP) y 7.003.511 (PSOE) ciudadanos. ¡Irresponsables!
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