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Cuando escuchaba el lugar común de que la venganza es un plato que siempre se come frío, cierta persona desenfundaba la ironía: “como el caviar y las ostras”. En Vox, el partido maldito de la democracia española, se están relamiendo con la cena fría que vislumbran en el horizonte, regada abundantemente con Pol Roger helado, el champagne favorito de Churchill.
Nos referimos especialmente a Vox-Andalucía, formación que tiene algunos asuntillos pendientes con el PP desde que Moreno Bonilla los utilizó cual kleenex para conquistar la Junta y luego les puso esa sonrisa de los galanes antes de dejar plantadas a las novias deshonradas. Eran otros tiempos y Vox ha aprendido la lección. La próxima vez que el PP necesite sus votos el galán se va a tener que emplear a fondo. Que vaya ahorrando para perlas.
El crecimiento de Vox en España es imparable, según demuestran varias encuestas. Son muchos los ángeles que soplan en las velas del partido de Santiago Abascal: un movimiento mundial a favor de la derecha radical debido a los muchos excesos del wokismo y todos sus ismos; la falta de horizontes de una juventud que puede permitirse todos los caprichos (tecnologías, viajes, poliamor...) pero ninguna de las cosas importantes de la vida (vivienda, familia, trabajo digno...); la sensación de que el bipartidismo no ha aprendido las lecciones del 15-M; la negación de los poderes políticos y mediáticos a afrontar debates que cada vez son más difíciles de ocultar, especialmente el de la inmigración ilegal; la convicción de que se está sacrificando el país a los apetitos de su presidente... No habrá muro de Sánchez, ni línea roja del PP que pueda contener el auge de Vox. Y mientras más se le demonice, mientras mayor sea el acoso periodístico, más intenso será el placer de sus votantes, como quien comete uno de esos pecados sumamente gustosos, como quien come caviar y ostras en contra de la opinión de su médico.
Según parece, Moreno Bonilla aguanta algo mejor el empuje de Vox que Feijóo, quien ha fracasado claramente en oponer una opción liberal-conservadora seria frente al sanchismo. Pero hay inquietud a que la cosa se desmadre en el sur. Ya lo publicaba este periódico el pasado domingo: Vox crece con fuerza en el litoral y entre la gente joven. La generación Z los ha elegido para canalizar su malestar. Y hay muchas cuentas pendientes que ajustar con Juanma. En la nevera ya se han puesto a enfriar varias botellas de Pol Roger.
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