Balance de coalición

Editorial

Sánchez pretende perpetuar la fórmula de la coalición sustituyendo a los díscolos de Podemos por los mucho más complacientes de Sumar

20 de julio 2023 - 00:15

Con las elecciones del próximo domingo concluye formalmente la primera experiencia de Gobierno de la nación coaligado en la historia de la democracia surgida de la Constitución de 1978. Entre las diversas incógnitas que los ciudadanos despejarán ese día con su voto está la de la valoración que hacen de la presencia de ministros de Podemos en el Ejecutivo encabezado por Pedro Sánchez y de las alianzas parlamentarias que le permitieron mantenerse en el poder hasta el varapalo de las autonómicas y municipales del pasado mayo. Los andaluces hemos tenido la ocasión de observar el funcionamiento de dos coaliciones de signos y características bien diferentes. La que gobernó Andalucía entre 2019 y 2022 fue una especie de balsa de aceite en la que Ciudadanos hizo esfuerzos ímprobos por mimetizarse con sus socios del PP hasta el punto de que solo los que seguían muy de cerca los avatares de la política regional podían distinguir los consejeros de un partido y de otro. Tanto borró sus perfiles la formación naranja que nadie los ha echado de menos cuando han desaparecido de la Junta y del Parlamento. En el Gobierno de la nación la cosa fue diferente. Desde el principio, enero de 2020, Pablo Iglesias se encargó de marcar distancias y hacer la guerra por su cuenta hasta el punto de que la noticia era que los ministros estuvieran de acuerdo y la normalidad que se tiraran los trastos a la cabeza. La cosa terminó como el rosario de la aurora a cuenta de la ley del sólo sí es sí con la ministra Irene Montero enrocada en el absurdo y Pedro Sánchez mostrando incapacidad al no atreverse a destituirla. Lo que pretende ahora Sánchez es repetir la fórmula sustituyendo al díscolo Iglesias por la aparentemente más complaciente Yolanda Díaz. La coalición andaluza y la que ahora llega a su final en Madrid posiblemente sean los dos extremos de una fórmula en la que, como en casi todo, en el término medio está la virtud.

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