Editorial
Ábalos y las banderas de Sánchez
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Pedro Sánchez presentará esta misma semana las líneas maestras de su proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019, lo que no deja de ser un ejercicio de voluntarismo, debido a la cantidad de acuerdos a los que debería llegar, aunque no hay que descartarlos. Una vez que la ministra de Hacienda parece haber alcanzado el primer pacto con Podemos, lo intentará ahora con ERC. Los republicanos son los independentistas más pragmáticos, y el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, sabe qué valor tienen los 1.500 millones de euros que le ha prometido el Gobierno. Tras ERC, le tocará el turno al PDeCAT o lo que quiera que siga siendo este partido. En el Congreso, están los neoconvergentes más favorables a las soluciones prácticas, por lo que es posible que se salgan de la estrategia marcada por Quim Torra. No habrá, y no debe haberlo, ningún intercambio político. Después, y por último, queda el PNV, que viene bien nutrido desde los acuerdos con Mariano Rajoy. Lo que cabe preguntarse, y por eso hay que estar atentos a los detalles, es si merece la pena sacar un Presupuesto con estos aliados. Aunque resulta improbable, es desconcertante que los partidos constitucionalistas de Ciudadanos y el PP ni se planteen colaborar con el Gobierno para arrancarle el yugo nacionalista. Lo mismo opinábamos cuando era el PSOE el que estaba en la oposición, y el PP se echaba en brazos del PNV con concesiones sonrojantes. Lo que sí deben hacer PP y Ciudadanos, cuanto antes, es desbloquear en la Mesa del Congreso las barreras para aprobar la senda de déficit y deuda pública. España ha conseguido de Bruselas cierta relajación del objetivo de déficit, que es bien visto por todos los partidos, por lo que no caben más bloqueos, sean éstos en la Mesa del Congreso o en el Senado. Si el PP considera básico que la Cámara Alta siga teniendo un poder de veto -inusual por otra parte en nuestra arquitectura constitucional-, que dé el visto bueno en el Senado a una senda que le viene bien a todas las comunidades autónomas. Pedro Sánchez está dispuesto a sacar los Presupuestos, aunque sea con el objetivo de déficit del PP, lo que no deja de ser una contradicción. Ya asumió el anterior Presupuesto de Mariano Rajoy y ahora gobernaría con la arquitectura presupuestaria que dejó para 2019. Esta legislatura de Sánchez es una legislatura singular, la ganó en una moción de censura en la que se comprometió a normalizar y convocar elecciones. Lo razonable sería que convocase a las urnas si, hechos los esfuerzos, no logra un Presupuesto.
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