Un año de Feijóo

La llegada de Feijóo a la presidencia del PP alineó la estrategia nacional con la que aplicaba Moreno en Andalucía

Se ha cumplido un año de la crisis de liderazgo en el PP que determinó la salida de Pablo Casado y la llegada a la presidencia del partido de Alberto Núñez Feijóo. Lo hacía avalado por cuatro mayorías absolutas en Galicia, algo que no tiene muchos precedentes en la política española. Cuando se produjo la salida de Casado el principal partido de la oposición era un barco a la deriva sin una estrategia clara y en el que los enfrentamientos internos consumían toda la energía. De hecho, fue el pulso que sostuvo con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo que terminó llevando la situación a un límite insoportable y provocando la defenestración de Casado. La llegada de Núñez Feijóo devolvió las cosas a su sitio: la política de oposición volvió a ser el centro de actuación del PP, la diana se puso en Pedro Sánchez y no de puertas adentro y los mensajes se centraron y se clarificaron. Las encuestas captaron este cambio de modelo y pusieron al PP como claro aspirante para llegar a la Moncloa cuando se celebren elecciones generales. De alguna forma, la llegada de Feijoo a la presidencia del PP supuso sintonizar la dirección nacional con lo que se venía haciendo en Andalucía desde la llegada de Juanma Moreno al poder: apartarse de radicalismos, buscar el centro e intentar ampliar la base de votantes de forma transversal. Los resultados de las elecciones del 19 de junio confirmaron lo acertado de esta estrategia y contribuyeron a estrechar los lazos entre el presidente andaluz y el líder nacional. Las comicios autonómicos y municipales del próximo mayo servirán de reválida al presidente del PP, pero todo apunta a que el principal partido de la oposición ha dejado atrás sus crisis internas y se centra sólo en el objetivo de llegar al poder con el mayor apoyo social posible.

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