No rebajar la tensión, pese a los buenos datos

Pese a las cifras esperanzadoras, no es el momento de relajarnos. Hay que seguir colaborando con las autoridades

Las cifras en España y Andalucía de la epidemia de coronavirus nos permiten afirmar, aunque con todas las cautelas, que ya se ve luz al final del túnel. Como indicó ayer María José Sierra, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, "la tasa de crecimiento de la pandemia está disminuyendo en toda las comunidades autónomas", por lo que todo hace pensar que los días más duros del Covid-19 han pasado y que ya estamos en el famoso "aplanamiento de la curva". Sin embargo, no debemos engañarnos. El virus no está ni mucho menos vencido. Sólo hay que mirar las últimas cifras facilitadas por las autoridades sanitarias. Sólo ayer se produjeron 637 muertes en todo el territorio nacional, una cifra que supone una mejora, pero que a todas luces sigue siendo dramática y desmesurada.

Estos buenos números indican que el confinamiento y el "distanciamiento social" están funcionando y que, poco a poco, estamos doblegando al virus. Lo contrario habría sido una completa catástrofe. Los españoles llevamos casi un mes encerrados en nuestras casas, con los hijos sin poder ir al colegio, los negocios cerrados, las fábricas sin producir, los tajos parados, los empleos desapareciendo... y, sobre todo, con la incertidumbre de qué será de nuestra economía una vez que demos por cerrada esta etapa, algo que no sabemos muy bien cuándo ocurrirá. Por eso, y pese a las cifras positivas, no es el momento de que nos relajemos. Cualquier paso atrás sería desastroso, pues nos obligaría de nuevo a prorrogar un confinamiento duro, con todas las consecuencias que eso conlleva.

Como se informa hoy, el Gobierno ya está pensando en cómo suavizar, después de la Semana Santa, el confinamiento, con medidas como dejar pasear a los menores bajo normas muy estrictas. Nadie duda de que, poco a poco, debemos ir volviendo a la normalidad que nos fue arrebatada repentinamente. Pero el Gobierno debe contar con la más absoluta colaboración de la ciudadanía para que esta relajación no se convierta en la excusa para saltarnos las normas de distanciamiento social que aún estarán vigentes durante un largo tiempo. Al igual que los españoles dimos un ejemplo de disciplina y responsabilidad al encerrarnos en nuestros hogares y renunciar al contacto con los amigos y la familia -algo fundamental en nuestra manera de entender la vida-, ahora hay que saber volver suavemente a la normalidad, en estrecha colaboración con el Gobierno y cumpliendo sus directrices.

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