Francisco Reyero

Andalucía y los aranceles

La tribuna

12237628 2025-05-07
Andalucía y los aranceles

07 de mayo 2025 - 03:07

En la década de los ochenta, cuando escalaba en la fama de Manhattan, Donald Trump se hacía pasar por un imaginario director de comunicación que telefoneaba a las revistas económicas para quejarse del trato que le daban. Entonces ambicioso promotor inmobiliario, como si fuera su propio ventrílocuo, hacía voces de un presunto jefe de prensa que reclamaba una mayor consideración (para él mismo) en los rankings de la fortuna. En Forbes decían, “las cosas de Donald”. Hoy sigue escribiendo su nombre en mayúsculas y la palabra “mogul” –magnate– es la contraseña para los invitados en Mar-A-Lago, su ostentosa residencia de Florida.

Su chief of staff, Susie Wiles –a la que Trump apoda, “ice maiden” (la doncella de hielo)– se comunica con él a través de esquemas y dibujos de guardería. Al presidente no le gusta perder el tiempo desentrañando párrafos. Para sus partidarios, tales actitudes no son las de un pícaro ni las de un loco si no las de un visionario. En sus primeros 100 días de vuelta a la Casa Blanca, ha montado al mundo en una montaña rusa. Y ahora los grandes decisores económicos contienen la respiración ante su errática amenaza arancelaria. ¿Aranceles al 200 por ciento? ¿Al infinito? Y ahora, ¿prórroga de aranceles hasta julio?, ¿seguro?

Al pasado 2 de abril, cuando Trump compareció con su pizarra en uno de los jardines de la Casa Blanca, lo llamó, El Día de la Liberación. Habrá que considerar que ahora EEUU vive una Pausa del Día de la Liberación en tanto que –amenazado por compañías como Apple– ha pospuesto la desorbitada y masiva subida de aranceles. Como explica Ross Douthat en Las tarifas que tambalearon al mundo, los swing voters, determinantes para la segunda victoria de Trump, confiaron en él para mejorar su bienestar. La guerra arancelaria es una debacle para los intereses de esos votantes y, en general, de Estados Unidos. Un país, que dirigido desde el arrebato y la venganza, sigue siendo el principal inversor en España y el más destacado proveedor de energía, según recuerdan en el Chrysler Building responsables del ICEX. Para Andalucía, el mercado USA es el primero no europeo y el quinto mundial. Nuestra comunidad autónoma es la segunda nacional en exportaciones a EEUU. “Nadie quiere dejar un destino con tanta rentabilidad y dinamismo. El 63% de su PIB es consumo privado. No se trata de que si nos va mal en Polonia, nos vamos de Varsovia e intentamos, a ver qué tal, Túnez. No hay un mercado como el estadounidense y las empresas lo saben”.

Lo saben y temen la actitud tornadiza de Trump que ha puesto en alerta a compañías andaluzas con gran volumen de negocio. En el sector del aceite de oliva, líder dentro de los productos exportados en Norteamérica; en el de las manufacturas de piedra, yeso y cemento; en el de los derivados de hortalizas y frutas o en el de las aeronaves y vehículos espaciales, las compañías trasladan públicamente una fachada de resistencia, proactiva (proyectos, fábricas, alianzas con socios estadounidenses), pero comparten sus temores en privado. Por ahora, notables empresarios andaluces asumen los efectos de los nuevos aranceles ya en vigor (10%) a costa de disminuir beneficios pero sin trasladar el impacto negativo al precio final, con la idea de garantizar la fidelidad del comprador y dar tiempo a que vuelva la certidumbre. Y he aquí la pregunta, ¿puede el mercado calmarse cuando, como ha cuestionado Krugman, “los aranceles desorbitados a Pekín han provocado un colapso en los envíos de China a Estados Unidos, lo que pronto se reflejará en un aumento de precios y, probablemente, en estantes vacíos”? Ante tal turbulencia, la UE mantiene aparentemente una posición sólida y unitaria, pero, en el enjambre de Washington, Francia e Italia exploran, desde hace semanas, canales con la Casa Blanca para salvaguardar sus propios intereses. “España carece de estrategia, el Gobierno no tiene ninguna sintonía con la Casa Blanca, ni siquiera con el secretario de Estado, Marco Rubio, de tan evidente vínculo hispano. Rubio se ha reunido con Italia, Francia y Alemania. Y Trump y JD Vance con Meloni. De España pasan de largo”, cuenta un veterano responsable económico. El desconcierto, incluso entre las grandes fortunas que apoyaron a Trump, es palpable. Pero si, finalmente, los efectos no son tan nocivos para nuestra tierra, Trump nos recriminará con la misma altanería que recriminó a Zelensky: “No te he escuchado decir gracias ni una sola vez”.

stats