FLAMENCO

Daniel Casares reivindica con 'Guitarrísmo' importancia de guitarra flamenca

  • El guitarrista ofrecerá un concierto en el Teatro Central con composiciones inéditas, desprovisto de ropajes instrumentales, con su guitarra y dos palmeros

Daniel Casares durante su concierto en Jerez

Daniel Casares durante su concierto en Jerez / Festival de Jerez

En lo peor de la pandemia, confinado en su casa de Estepona, en la costa de Málaga, el guitarrista Daniel Casares compuso los temas de 'Guitarrísimo', un disco con el que reivindica la importancia de la guitarra como instrumento, más reconocido fuera de España.

Lo explica en una entrevista con EFE en la víspera del estreno del espectáculo con el nombre del disco en el Teatro Central de Sevilla, a donde acude con composiciones inéditas, desprovisto de ropajes instrumentales, con su guitarra y dos palmeros, y “con muchas ganas, porque Sevilla es un sitio donde se sabe que te van a valorar bien el trabajo”.

Actuará ante un público “conocedor del flamenco, lo cuál es toda una responsabilidad, pero es algo que, más que nervio, produce placer y tranquilidad, y todo ello en el marco de una propuesta guitarrística absoluta”, porque el espectáculo se basa en un disco que es “casi una reivindicación para que la guitarra tenga más presencia en circuitos culturales y festivales”, con concesiones mínimas al compás de las palmas y los jaleos del dúo formado por Dani Bonilla y Diego Montoya.

Lo que vamos a mostrar es un formato de guitarra sola, algo que se vende muy bien fuera de nuestras fronteras, pero que aquí cuesta trabajo aún, aunque, con todos mis respetos a los demás, es el instrumento que mejor nos representa”, asegura este guitarrista, que entiende que “hay que darle más presencia en todos los ámbitos culturales”.

Por eso, en su nuevo trabajo utiliza “un lenguaje instrumental que pretende ser claro y directo”, y “sin volvernos locos, como normalmente hacemos los instrumentistas”.

Casares insiste en las "ganas" que le provoca tocar en Sevilla, ante un público "con muchísima afición y conocimiento de lo que represento”, y lo hace en plena madurez profesional y personal, tras sumergirse en los últimos años en la obra de los mayores guitarristas brasileños de todos los tiempos (Garoto, Baden Powell o Raphael Rabello, entre otros) o de los contemporáneos Guinga y Yamandú Costa, para beber de su lirismo y armonías.

Asimismo, ha compartido estudio y escenario con figuras internacionales como Loreena McKennitt, Toquinho, Dulce Pontes, Chucho Valdés, Cecilia Bartoli y Alejandro Sanz.

Y para que todo saliese a la perfección, aprovechó el confinamiento y la inspiración de sus raíces para componer su último trabajo, porque, para él, “Estepona es fundamental, siempre está muy presente en mis composiciones”, y el hecho de haber elaborado el disco con esos condicionantes, hace que “esté más latente está el corazón de mi tierra”.

Su disco es un paso más en la carrera de un guitarrista galardonado con numerosos premios y reconocimientos, como el Premio Revelación Musical de la Asociación de Cronistas de Espectáculos (Nueva York, 2005), el Premio Miguel Acal al mejor artista flamenco (2005), el Premio Nacional de guitarra (Hospitalet de Llobregat, 1999), el Premio Nacional de Guitarra “Bordón Minero” (Murcia, 1997) o el Premio Nacional de Guitarra (Jaén, 1996).

Es, además, un músico que inició su carrera de guitarrista de forma casi autodidacta, a los ocho años, y su paso por el Conservatorio Superior de Málaga le dio posteriormente el anclaje académico necesario para crecer como intérprete y compositor, hasta situarse en la élite de la guitarra flamenca de todos los tiempos.

Ecléctico en sus muchos gustos musicales, sus referencias transitan entre maestros españoles de indiscutible factura, como Paco de Lucía o Niño Ricardo, hasta iconos internacionales de la cultura pop rock y R&B, como Sting o Sade.

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