De Tik Tok a la Universidad, el flamenco extiende sus métodos de aprendizaje
Pedro Garrido, Niño de la Fragua: "El flamenco es algo muy vivencial, muy experiencial, se necesita del contexto, del estímulo, de sentir el cansancio, la hora, el bullicio, la magia de alguien que canta. Eso hay que vivirlo y eso hoy no se vive"
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Las redes sociales, de Tik Tok a Youtube, y el mundo académico, de los conservatorios a las universidades, se han sumado a la formación de los nuevos artistas flamencos, desplazando a las "escuelas improvisadas" que históricamente han sido las familias, los patios de vecinos o las convivencias de las peñas.
"Hay algo que se está ganando en términos de metodología, de sistematización, de ordenación. Todo está más claro que nunca. Pero emocionalmente, vivencialmente, estamos en un momento muy pobre, hay algo que se gana y algo que se pierde", explica en una entrevista con EFE el cantaor y profesor de cante jerezano Pedro Garrido, Niño de la Fragua.
Él, a sus 42 años, dice que forma parte de una "generación bisagra" que alcanzó a formarse primero de niño con la tradición oral que se respiraba en su casa en el barrio de San Miguel y que le hizo sentir que el flamenco es "un patrimonio inagotable e incalculable" mucho antes de que, en 2010, la Unesco lo declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Nieto del Tío Juane, el último gitano fragüero del siglo XX, cuenta que aprendió a cantar y a hablar a la vez, en una casa cantaora en la que los mayores, de forma improvisada y espontánea, usaban el flamenco en su día a día para "honrar sus recuerdos y sus vivencias" en sus casas, en los patios de vecinos o en las peñas y lugares de encuentro del barrio.
"Aprendí que el flamenco era mucho más que un género musical, que detrás del flamenco hay toda una maquinaria metafórica, simbólica y emocional que todavía no se entiende muy bien, que no se conoce muy bien", asegura.
Esas casas cantaoras eran "una escuela improvisada que se articulaba y desarticulaba a diario", añade.
"El flamenco está cada vez más en espacios reglados"
En los 90 internet cambió muchas cosas también para los jóvenes que cómo él viven el flamenco y que encontraron una nueva herramienta de información y aprendizaje, infinidad de recursos para aprender. "Hace un año un joven gitano me decía que era el último eslabón de una casa cantaora, pero que él aprendía a cantar con Tik Tok, YouTube e Instagram. Ya no hay eso de vivir el flamenco como algo asociado a la convivencia", lamenta.
"El flamenco es algo muy vivencial, muy experiencial, se necesita del contexto, del estímulo, de sentir el cansancio, la hora, el bullicio, la magia de alguien que canta. Eso hay que vivirlo y eso hoy no se vive. El flamenco está cada vez más en espacios reglados, que si el conservatorio, que si el teatro, los festivales..".
"Y hay muchas cosas que se pierden. Se pierde el impacto emocional más profundo y significativo de la vivencia. Aprender poniendo grabaciones de YouTube no da esa pegada emocional de la experiencia directa, de la vivencia".
Además de las redes, la formación del flamenco ha llegado también de pleno a otros espacios de investigación y enseñanza como los conservatorios y las universidades.
Pedro Garrido, diplomado en Magisterio, especialista en Educación Musical, formó parte en el 2018-19 de la primera promoción del Máster en Investigación y Análisis del Flamenco, un año después de publicar su disco 'Libertad Condicional'.
Actualmente realiza su tesis doctoral en la Universidad de Granada para especializarse en la didáctica del cante flamenco.
"Me he acercado a la academia para aprender y luego para aportar. Con ánimo de comprender mejor, de ponerle palabras a algo que yo siento dentro de mí como un patrimonio impagable, algo que movía tan profundamente a aquel niño que era yo a aprender el flamenco de la mano de su abuelo".
Con su tesis doctoral tiene el objetivo de generar su propio método de enseñanza del cante, que ya practica en clases presenciales y telemáticas en su casa de Jerez.
En su método intenta sumergir a sus alumnos en "la experiencia, la vivencia, la tradición oral".
"No uso instrumento -añade-, trabajo a capela para asegurarnos de que nos anclamos bien en el cuerpo y en las sensaciones. A mí me interesa que los alumnos sientan lo que están haciendo, que lo honren, que sientan que están cantando cosas que representan su mundo interior, su vida".
Porque el flamenco, dice, "tiene mucho de introspección, de trabajo interior para conectar contigo" y para este cantaor y académico del cante tiene también algo de "herramienta de autoconocimiento".
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