Año 2003, segunda vez que la Unión de Hermandades decidió ampliar la Carrera Oficial, llegando el palquillo hasta Cristina, a la altura del palacio Domecq. Esto supuso contar con 800 asientos más. El Domingo de Ramos fue el 13 de abril, el Via Crucis lo presidió el Señor de la Flagelación.

En estrenos, el más sonado y celebrado, fue la feliz decisión del Santo Entierro de recuperar el duelo ante La Piedad. También fue novedad el palio del Perpetuo Socorro y las nuevas túnicas de cola moradas de los nazarenos de Loreto. En 2003, el recordado Juan del Río presentó el ‘Libro Verde’ de normativa para hermandades y cofradías.

Otro hito sucedido ese año fue la entrega de la Medalla de Oro de Jerez a las hermandades. En nombre de estas, se trasladó al Nazareno a la Catedral un sábado, en su paso y sin Marquillo, para celebrar una misa solemne y el regreso el domingo, con banda, para imponer a la imagen la condecoración en la plaza de la Asunción.

Por cierto que la devolución/recogida de la medalla a la Unión de Hermandades trajo una fuerte polémica por las formas como se hizo, que provocó un gran enfado en los cofrades de San Juan de Letrán. Más novedades, se puso en marcha el Centro de Atención al Costalero, el Cuerpo Nacional de Policía iniciaba la escolta de pasos con agentes voluntarios.

Fue un triste Domingo de Ramos. Todas se quedaron en casa por la lluvia. El lunes fue también tremendo, solo salió Amor y Sacrificio. El martes La Defensión se quedó en la Catedral. El Amor llegó hasta Cristina, Los Judíos dejó el palio en la Victoria y el misterio en San Juan de Letrán. El buen tiempo llegó el miércoles. El jueves fue regular con muchas nubes amenazantes.

La Madrugada fue buena. El Viernes Santo volvió la lluvia. El Loreto se refugió en la Catedral. Las Viñas se quedó en Santo Domingo, La Soledad en la Catedral junto al Santo Entierro y el Cristo de la Expiración. El Domingo de Resurrección fue un día que se conoció como el de la ‘mini magna’. Todas volvieron sin música y por el camino más corto.