Cofradías

Balance cofrade de Jerez 2021

  • La llegada de las procesiones y la toma de posesión de monseñor Rico Pavés fue lo más destacado de un año que ha servido de transición en cuanto a la crisis sanitaria se refiere

El año 2021 ha sido como el segundo corredor de relevos que sirve de nexo entre sus compañeros. Recoge el testigo del que arranca la carrera para dárselo al siguiente con el fin de que continúe. Ha sido un año que, por no tener, no ha tenido ni un solo nazareno en las calles. El día que un cofrade vea a alguien con antifaz cabe la posibilidad de que lo confunda con un fantasma. Tenemos asegurada una generación de pequeños que se asustarán. Niños que no han visto el aspecto de Cristina con palcos y que desconocen que en los días de Semana Santa es un clásico que los padres te compren un tambor o una trompeta de juguete. Otra cosa son los pasos, algo que en las hermandades sigue siendo lo fundamental. De ahí que se cuide más al costalero que entra y sale de las trabajaderas sin haber roto a sudar para tomarse una bebida isotónica. Mientras, al pobre nazareno que carga con un estandarte o lleva con orgullo su cirio en el anónimo cortejo, parece no ser el centro de los anhelos cofrades. Parece que basta una salida extraordinaria para matar el gusanillo cuando esto de las cofradías es mucho más que eso. Eso sí, enmarcado en su tiempo y en su contexto.  

Un 2021 sin nazarenos y sin cabalgata de Reyes Magos. La pandemia se ha cebado hasta con los más pequeños. También a los cofrades más tradicionalistas a los cuales se les privó ver la famosa espalda a Baltasar. Tras los vehículos de la limpieza municipal tampoco aparecía la cruz de guía de la Borriquita. Todo era un sinsentido, un hachazo en la cerviz de los sueños cofrades.

Sí hubo Cuaresma, pero sin pasos en las iglesias. O sea, una Cuaresma distinta. Sin ensayos en las calles de madrugada ni de secretarías encendidas hasta altas horas de la noche diseñando cortejos. Las hermandades pasaban otro año más en blanco. Y para no ver sucumbir a las tesorerías, las juntas de gobierno se esmeraban en pedirles a los hermanos las papeletas de sitio voluntarias. Lo hacían para tener el recuerdo de una época que todos quieren olvidar.

Pasos en IFECA

También fue una Cuaresma en la que la imaginación quiso llegar al poder con ideas alternativas de semanas santas. Todo ello en un mundo tan tradicional como el cofrade. Hubo pensadores que diseñaron procesiones en lugares abiertos como la avenida Álvaro Domecq y una zona de avituallamiento en IFECA para pasos, cuadrillas y nazarenos. Era algo así como transportar la Catedral al mismo Real del González Hontoria. Ahora puede causar risa, pero ocurrió y fue debate en su día. Y es que la Semana Santa o es o no lo es. No admite términos medios.

El primer lunes de Cuaresma, en la Catedral, se vivía el acto piadoso del Vía Crucis de las hermandades. El Cristo de la Viga presidió este acto tan cuaresmal. Los cofrades de la Viga echaron de menos no haber podido sacar al Cristo al reducto. Pero sacar el ‘Gótico Doliente’ no era lo primordial. Lo verdaderamente importante era que este acto de recogimiento se llevaba a cabo, con o sin parihuelas en la calle. Era una fecha que se recordará porque parecía que, poco a poco, toda iba tornándose a la normalidad. Es curioso que sea este el único acto cofrade que no ha sido suspendido en estos dos años de pesadilla.

La Cuaresma de fue cultos con aforos comprometidos y un tiempo en el que las redes sociales ofrecieron un importante servicio a los hermanos. Fue el medio elegido por muchos para poder seguir el quinario de su hermandad. Una Cuaresma que no tuvo nada que ver con la segunda parte de la del 2020 con la llegada del confinamiento pero sí ciertamente mutilada a pesar de tener los domingos la oportunidad de visitar a los titulares en las iglesias. También fue una Cuaresma con un cartel que no dejó a nadie impasible —esto es normal— y un acto lírico en lugar de pregón en el Villamarta.

El Vía Crucis de las hermandades no se ha suspendido en estos años de crisis sanitaria

Y así fue como llegó la Semana Santa. Uno días donde se prosiguió visitando las iglesias y donde las priostías echaron toda la carne en el asador para montar maravillas de altares que intentaban acercar a los hermanos a los misterios que se representaban en los pasos. Exquisito buen gusto en líneas generales y una forma de matar el gusanillo sin llegar, ni de lejos, a lo que es un palio de vuelta con media candelería chorreada y una marcha que suena a gloria.

Fue la Semana Santa de la magna exposición en los Claustros de Santo Domingo. Una muestra donde el consejo de Dionisio Díaz se entregó por entero. Jamás se había podido ver tanta riqueza aglutinada en un solo espacio. Misterios, mantos, estandartes, filigranas de orfebrería y hasta cinco pasos de palios montados en la sala del refectorio del antiguo cenobio. Una maravilla que fue una lástima que se perdieran muchos cofrades de Andalucía que, por mor de los cierres perimetrales, no pudieron acudir a esta cita que tardará años en repetirse.

Nuevo presidente

Tras la Semana Santa, concretamente el 29 de junio, los hermanos mayores se pusieron en modo elección de presidente del consejo de la Unión de Hermandades. Tres candidatos con ganas de entregarse a las hermandades de la ciudad. José Manuel García Cordero, Antonio Yesa Ruiz y José Luis García López. En un pleno celebrado en el patio de la escuela San José, García Cordero, ‘Nene’, se hacía con la victoria. Holgada. En segunda vuelta al no obtener la mayoría absoluta por unos pocos votos. Los cuatro sufragios que obtuvo ‘El Chapa’ fueron a parar al actual presidente y así, según se comentaba por los corrillos cofrades, se dirimía la batalla soterrada que Yesa y García Cordero mantenían en San Telmo y que se trasladaba de esta forma a Curtidores.

En los primeros días de este mismo mes de junio, saltaba la noticia del nombramiento por parte del Papa Francisco de monseñor José Rico Pavés como nuevo obispo de Jerez. En este medio, un año antes, ya lo poníamos en las quinielas como el gran adelantado. Estaba muy bien posicionado en el tablero y finalmente el avance se hizo realidad. Rico Pavés tomaba posesión el día 31 de julio. Provenía de Getafe donde fue obispo auxiliar de la reciente Diócesis. Su toma de posesión fue como la puesta de largo de Asidonia-Jerez. El nuncio de España presidía el cortejo de entrada donde estaba lo más florido de la Iglesia Española. Don José hizo una gran homilía en la que se ponía a disposición de la nueva grey que le tocaba pastorear y no dudó en afirmar que siempre estaría a atento a la voz de sus ovejas. Se trata de un buen pastor. Totalmente entregado a su tarea de prelado. Un gran teólogo que en su primera entrevista concedida como obispo de Jerez a este medio ya adelantaba que “su ocio lo ocupaba en leer en griego a los Santos Padres de la Iglesia”. Tras seis meses de episcopado se puede adelantar que su tónica ha sido la de no decir que no a nadie y de estar siempre al lado de quien lo ha llamado. Mientras va tomándole el pulso a la Diócesis, Rico Pavés ha logrado lo que es bastante complicado en un presente donde mandan mucho las etiquetas y los sesgos: caerle bien a todos. Para Asidonia-Jerez, un regalo de la Iglesia que demostró con su nombramiento que se lo tomó en serio al enviar a José Rico Pavés.

El día del Carmen salía la primera procesión en una parihuela con cinco zancos. Era la Patrona de los marineros que tanta devoción tiene en Jerez. No hubo costaleros. Pero tampoco se echaron de menos. Recordaba a aquellas viejas estampas de las ruedas en el Carmen y la Merced. Una delicia. Todo mucho más sobrio y como más de siempre. No hubo música pero si muchos devotos en las calles. Era un paso más ganado al destino.

Y tras el Carmen, la Patrona. La Virgen de la Merced que salía tras un año de ausencia en las calles. Con ruedas. Tampoco se echaron de menos las cuadrillas de costaleros. Aquí sí que hubo música. Era otro peldaño más para la vuelta a la normalidad. Con un itinerario mucho más corto que deberá de hacer reflexionar si no habrá sido las repercusiones de la pandemia la que le ha regalado a la Virgen el recorrido perfecto.

La procesión del Carmen recordaba a aquellas viejas estampas de las ruedas en los pasos

Tras la Patrona, se daba el pitido inicial para las procesiones en la ciudad. Un reguero de comitivas han ido desarrollándose en la ciudad. En los barrios y en centro. En el sur y en norte. Recogerlas a todas alargaría este artículo a una triple página. A tenor de lo visto, muchos apostarían a que tan solo el Santo Crucifijo y las Llagas han sido las únicas que no han enviado solicitud a la delegación diocesana para organizar una procesión. Llegaron los costaleros y la normalidad parecía estar a la vuelta de la esquina hasta que llegó ómicron. Tan felices que se las veían los cofrades y todo parece haber dado ciertos pasos hacia atrás. Sin embargo, algunos científicos comienzan a decir que esta variante puede ser la definitiva para el vencimiento total del virus. Hay más propagación pero es mucho menos lesiva. Con lo cual, todos llegaremos a contagiarnos y se crearía la ansiada inmunidad de rebaño de una forma natural. Dios los escuche. No sería de recibo rematar este artículo como al comienzo. Hablando de carreras de relevos. Y es que no se ha mencionado, adrede, que tras el segundo corredor va el tercero que sería el año 2002. Y después el definitivo que cruza la línea de meta. Este asunto llevado a los años de pandemia… No. Esta redacción cofrade reconoce que la comparación hecha con las carreras de relevos no ha sido la más adecuada.

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