la paz

Desde La Constancia, con Pasión

  • La cofradía ha tirado de artesanos locales para ir engrandeciendo su paso de palio

Q UINCE minutos pasaban de las cinco de la tarde cuando la puerta trasera de la iglesia parroquial de Fátima, el templo que gestara allá por los sesenta Fernando de la Cuadra, en el torero barrio de la Constancia, se abría para dar paso a la Hermandad de la Paz de Fátima. Hechuras de cofradía grande, muy grande, son las que está tomando esta corporación.

Un amplio y elegante cortejo de nazarenos, rondando los doscientos, encabezados por la Cruz de Guía, que porta el Lignum Crucis, vistiendo su elegante y característico hábito blanco y carmesí, avanzaban ordenadamente, sin prisa pero sin pausa, buscando la calle Zaragoza y la Carrera Oficial, mientras en el interior del templo se preparaba para salir el paso de misterio, representación del momento en el que a Jesús le hacen entrega de la cruz para que inicie su caminar hacia el Calvario.

La petalada de los bomberos a los pasos de la hermandad ya es un clásico cofrade

Cuarenta almas a la voz de Jesús Caro lo ponían todo, alma, vida y corazón, para llevar al Señor de la Paz por las calles de Jerez. Estrenaba este soberbio paso de Misterio el dorado de la trasera de la canastilla, obra de los hermanos González, así como la talla de la cartela, obra del roteño Miguel Ángel Rodríguez. Tras el paso, un año más, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes de Sevilla, ponía la nota musical, continuando así su particular idilio con esta joven cofradía y, por ende, con nuestra Semana Mayor.

María Santísima, Refugio de los Pecadores, hermosísima talla que saliese de las gubias del onubense Elías Rodríguez Picón, hacía su aparición bajo el dintel de la puerta trasera del templo. Ha estrenado este año el paso de esta Dolorosa dos filas de candeleros, nacidas de las manos del jerezano Antonio García Falla e inspiradas en la de la sevillana hermandad de San Bernardo, que desde los inicios presta su apoyo incondicional a esta joven y dinámica corporación. Este año se estrena Juan Antonio García Gallego, hijo del barrio y miembro de una insigne saga de capataces, al mando de los treinta costaleros que calza este palio. En el apartado musical, la Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) Álvarez Quintero de Utrera, que con un selecto a la vez que alegre repertorio, acompañó uno de los más recientes palios de Jerez.

A reseñar en el caminar de la Hermandad de la Paz su paso, a la recogida, por las estrecheces de Carpintería Baja y Tornería, con el buen hacer de sus costaleros, buscando, al cierre de esta edición, el encuentro con su barrio de la Constancia. Digno de mención es el momento, lleno de emoción para la cofradía y para el barrio, en que la Hermandad se hace una con los hombres y mujeres del parque de Martín Ferrador, que, cada año, acompañan y escoltan a esta joven Corporación, y que, desde el vehículo autoescala, realizan una ofrenda floral al Señor de la Paz y una hermosa petalada a la Virgen del Refugio.

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