El Mayor Dolor

Otro Jueves desconsolado

  • La lluvia vuelve a impedir que El Ecce-Homo pueda hacer estación de penitencia desde San Dionisio

NO hay dolorosa con un mayor dolor que el suyo. La titular de la Hermandad del Ecce-Homo, una de las cofradías con titulares más antiguos de la imaginería jerezana, representa más que ninguna otra imagen la aflicción de una madre que pierde a su hijo y que con ambas manos clama al cielo en busca de una respuesta que no llega por parte de Dios. Una pena inmensurable que se ve acompañada por los doce perfectos varales de plata de ley que portan uno de los palios con más sentimiento de la ciudad.

Su salida desde la iglesia de San Dionisio para desembocar en la plaza de La Asunción  es toda una cita ineludible desde que la Hermandad volviera a salir de su sede después de los años que tuvo que salir desde la Catedral por la restauración del templo. En una tarde de Jueves Santo que quita y da continuamente las esperanzas de ver corporaciones desfilando por la ciudad, algunos fieles ya se agolpan en los alrededores de los naranjos que componen la perfecta estampa de la salida del Mayor Dolor.

Cuando  llegan las siete y veinte de la tarde, la hora en que la cruz de guía tiene previsto posarse entre los naranjos de la puerta lateral de San Dionisio, la lluvia hace acto de presencia y la mala noticia empieza a leerse en la cara de los presentes, que buscan refugio entre los paraguas de los más precavidos. Los más informados gracias a la tecnología sirven de noticieros y relatan que la Hermandad va a tomarse media hora de margen antes de tomar una decisión. También llegan los avisos de que Redención ha decidido quedarse momentáneamente en  San Juan de Letrán y que Vera-Cruz, tras intentarlo en dos ocasiones, vuelve a su templo tras los chaparrones que trajeron de nuevo el otoño a la ciudad.

Conforme el tiempo va pasando y se acerca el momento de decisión, la plaza de La Asunción recibe un cierto dèja vu que la transporta al año pasado y se empieza a hacer a la idea que este sería el segundo año que la ciudad se queda sin la Reina del Jueves procesionando por Jerez. En la mente de todos se evoca la cara de Nuestra Señora del Mayor Dolor clamando al cielo mientras parece abrazar su pena al aire.

La media hora se termina y la junta de gobierno decide pedir una hora de prórroga que termina no cumpliéndose tras anunciar oficialmente, unos minutos después de las ocho, que Ecce-Homo se quedará en San Dionisio. Una decisión que desanima a los que todavía esperaban esperanzados una salida tardía, pero que entienden debido al incesante chaparrón. Y dentro de su casa, el dolor de María se hace más inmenso porque de nuevo no ha podido impregnar las calles con su preciosa aflicción.

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