La Clemencia

Nueva historia cofrade escrita por la hermandad de San Benito

  • Fue la primera en el Martes Santo con más de 6 kilómetros de trayecto

Los cofrades de San Benito estrenaron ayer la tarde del Martes Santo con la primera salida procesional del día y con todo el peso cofrade que han ido acumulando en estos años y que les han hecho merecedores de los más encendidos elogios.

La Clemencia siguió ayer fiel a sus formas, sustentadas en unos sólidos principios de autenticidad en el nazareno y en el estilo del caminar de su único paso. Y son sólidos porque pese a la juventud histórica de la cofradía, en sus adentros se ha inculcado todo con fuerza del tal forma que convence a todo el que la observa y la busca.

Como así fue ayer en los alrededores de la parroquia desde cuya nave lateral empezó a salir el ordenado cortejo de hermanos dando paso al misterio que preside el Señor de la Clemencia, con el sol dando fuerte a esa hora de la tarde en la avenida que, rodeada de los bloques de la barriada del Polígono, es la primera calle que pisaron los blancos nazarenos y las andas del Señor en una jornada donde el viento quiso ser el protagonista con unas ráfagas nada agradables. Los primeros acordes musicales que saltaron a la tarde fueron los de la marcha La Saeta. Desde ese momento, una sucesión de composiciones con el paso sin arriar para mayor deleite de las centenares de personas que fueron testigos de los instantes iniciales de la hermandad en la calle. Y otro Martes Santo más con la presencia de la antigua banda de la hermandad de Los Gitanos de Sevilla, una agrupación cuyos afinados y acompasados sonidos son ya imprescindibles tras el dorado de un paso que siguió andado como siempre de frente, sin cambios, sólo alargando el paso a demanda de la música que sonaba y con el compás de una cuadrilla experimentada que usa el costal como método para desarrollar su trabajo. Y sobre los costales de la gente que se apasiona con el estilo de la hermandad y que son capaces de aguantarlo arriba, marcha tras marcha, como es más evidente cuando llega a la Carrera Oficial o cuando entras en el corazón del callejero más cofrade de la ciudad, ya de recogida. El tiempo pasa y con el devenir de los años también los retos que se van asumiendo como el que ahora tiene empeñada a la cofradía, el paso de palio de la Virgen de Salud y Esperanza que no por mucho tiempo tendrá que seguir quedándose en San Benito. Allí se quedó hasta que llegue un Martes Santo en el que la historia cofrade de San Benito se relate de otra forma, con el añadido de que la devoción mariana esté en las calles.

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