Diario de Pasión

Fusión de barrio y centro

  • Los encendedores vivieron una intensa jornada con un desagradable viento que deslució los pasos de palio · La Clemencia y la banda de Los Gitanos protagonizaron un momento mágico en el palquillo

Espléndido Martes Santo el que se vivió en la jornada de ayer con un total de siete pasos que realizaron su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Buen tiempo, pese al viento y el fresco que se vaticinaban desde las numerosas páginas de internet que estos días repasan todas las mañanas los cofrades. Al caer el sol fue absolutamente necesario echar mano de alguna prenda de abrigo.

pereginar al centro

Comenzaba todo allá por el barrio del polígono de San Benito, donde una ordenada fila caminaba sin prisas pero sin pausas en busca de la Catedral. La banda de los Gitanos volvió a vaciarse tras el misterio de La Clemencia con un maravilloso repertorio que dejaba patente la buena relación que mantiene con la corporación. Costales de todos colores se aglutinaban junto a los respiraderos en busca de unos de los relevos de la cuadrilla que, a las ordenes de Eduardo Biedma, caminó siempre de frente dejando atrás un barrio que se quedaría huérfano de Padre por unas horas, pero sólo de Padre, porque la Señora de Salud y Esperanza aguardaba en el templo el término de su paso de palio, comenzado este año y cuyos varales ya se encuentran terminados.

imponente en su cruz

El suave latir de la campana del convento de la calle Sevilla anunciaba el paso de La Clemencia por Capuchinos, el diputado de cruz de la hermandad de la Defensión, golpeaba la puerta para que la cofradía iniciara una nueva estación de penitencia.

Con la mitad del cortejo perfectamente ordenado en las bancas y la otra mitad formando las filas del cortejo de Cristo, iniciaba los primeros pasos la cruz de guía. El Señor imponente en su cruz avanzaba al son de ‘Cristo de la Defensión’ interpretada por la banda del palio. Brillantes las dos nuevas jarras de este paso, que junto con el asta del banderín de juventud o los preciosos ropajes de dalmáticas completaban los estrenos de esta corporación. Fuertes levantás al cielo con la Virgen de la O, afición y devoción bajo el paso de palio que fue portado con costal a las órdenes de Manuel Jesús Elena. La banda de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor, interpretó perfectamente cada una de las marchas que servían para pasear a la Señora de Capuchinos.

remedios de amor

Calle Gaitán fue punto de encuentro con el Cristo del Amor, sones trianeros tras el misterio imponente donde una Virgen de los Remedios mira al cielo desconsolada, mientras el sol asomaba por los tejados intentando apaciguar el incesance viendo. Ya queda menos para ver terminado el paso del Señor Cautivo, jóvenes costaleros mecían de costero a costero con el acompañamiento de la banda San Juan, jerezana agrupación que estrenaba unos preciosos uniformes, corbata oscura sobre camisa y traje tres cuartos rematado con un cinturón con los colores rojo y gualda.

cofradía grande

Casi las seis de la tarde eran cuando la cruz de guía, escoltada por faroles, iniciaba su caminar desde la iglesia de San Mateo. Numeroso público se agolpaba a las puertas del templo deseoso de ver salir a un Señor de las Penas restaurado. Un sinfín de capirotes rojos emanaban de aquel templo formando uno de los cortejos más extensos de Jerez donde tenía cabida el nuevo guión de la corporación, obra del bordador jerezano Fernando Calderón. Difícil fue la salida de este misterio que debido a la estrechez de la puerta se ve obligado cada año a desprenderse de varias tulipas laterales que luego, en la calle, un hermano de la cofradía volvería a colocar.

Voces de mando del capataz logrando, poco a poco, poner el misterio en la calle entre el numeroso público que valora la difícil maniobra rompiendo en aplausos mientras la agrupación interpretaba la primera de las marchas que es trabajada con esmero por los hombres de José Puerto, rompiendo el aplauso varias veces por parte de todos los allí presentes. Pero si difícil era la salida del misterio, el palio de María Santísima del Desconsuelo sufriría los suyo para poder salir de aquellos encalados muros.

La banda Virgen del Castillo de Lebrija ponía colofón a una salida de un palio que caminaba en busca de calle Justicia. La trasera del paso que perteneció a la sevillana hermandad de la Amargura se magníficaba con el brillo de unos candelabros de cola restaurados. La plaza San Mateo esperaría la vuelta de la cofradía pasada la media noche para vivir entre saetas la recogida de una abarrotada plaza.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios