La Vera Cruz

Fue un intento en vano

  • La cofradía retornó a su templo tras su segunda salida desde San Juan al verse sorprendida por la lluvia

Jueves Santo de devociones seculares, de hermandades que cuentan por siglos su vida, de tradiciones, de una estética cofrade especial y el que proporciona la sensación diferente de que todo no acaba con la última del día, que sigue la Madrugada. Por San Juan de los Caballeros, la Vera Cruz marca uno de esos estilos diferenciados y singulares con detalles y motivos que sitúan a esta hermandad en un estatus diferentes y no deja de ser referencia en cuanto a la puesta en escena de la cofradía en la calle por multitud de detalles que marcan su presente.

El mal tiempo jugó otra mala pasada, un año más y ya van... Salió la cofradía con nueve minutos de retraso, pues era momento de deliberaciones. Salió y tras empezar a chispear con fuerza a las 18,45 horas, la cruz de guía y el palio de respeto, que ya estaban en la calle, se volvieron, entrando de nuevo a las 18,48 horas, cerrándose de nuevo las puertas de San Juan de los Caballeros. Hubo reunión con la Unión de Hermandades. ¿Saldrá o no saldrá? Finalmente se apostó por hacerlo, después de que el portavoz de la Unión de Hermandades, Eugenio Camacho, calificara de legítima dicha decisión. “Lo que no se puede es volver al templo desde Carrera Oficial y volver a salir”, vino a decir el consejero.

Fue entonces cuando en la histórica plaza de Melgarejo, en el corazón del Jerez eterno, el público se orilló en las aceras. Empezando por la cruz de guía, que para la hermandad es su primer paso al llevar el Lignum Crucis, ya esos detalles singulares con evidentes. Severidad penitencial en el cortejo del Cristo de la Esperanza con nazarenos portando largos cirios verdes. El paso, con un monte pedregoso y sembrado de yedra, va el impresionante crucificado junto a los dos ladrones. Delante, la música de capilla invitando al recogimiento. Es otro detalle al ser la primera hermandad que usó este formato musical para su misterio, que también supuso una innovación el hecho de haber prescindido de los respiraderos para sustituirlos por unos bordados con baquetón superior y capillas bordadas en las esquinas ocupadas por seis santos relacionados con la Cruz.

Dejó San Juan con la fuerza y sapiencia de los costaleros mandados por Eduardo Biedma, sonando bajo las bóvedas mudéjar, gótica y renacentista, Jesús de las Penas. Y más detalles exclusivos en el palio, tras el cortejo diferente y de más algarabía, conformado por los más pequeños casi todos alumnos Marianistas. Un paso ocupado por la histórica advocación de Santa María de las Lágrimas, que lució un rostrillo formado por una pieza tejida en oro con más de tres siglos de antigüedad, su emblemático puñal, su antigua corona, su singular manto bordado recuperando el primitivo que tuvo la Virgen y con el estreno de cuatro faroles entrevarales para completar un conjunto armónico que lució de forma especial por la restauración de la candelería.

Ayer Las Lágrimas fue con su severo palio azul oscuro, andando de frente, tocando el llamador Martín Gómez, al ritmo de la música fúnebre de la Astigitana con un repertorio sublime. Las Madres Reparadoras, orden vinculada a la cofradía, ayer cantaron desde la clausura a la Virgen a su paso por la puerta. Después tocó salvar las estrecheces de Chancillería y esperar a que el cielo les respetara algo que no sucedió ya que la cofradía tuvo que dar media vuelta y retornar bajo la lluvia a San Juan desde Porvera.

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