Cofradías

Así han sido las veneraciones del cuarto domingo de Cuaresma

Nuestra Señora de la Piedad en función de besamanos en la Real Capilla del Calvario.

Nuestra Señora de la Piedad en función de besamanos en la Real Capilla del Calvario. / Miguel Ángel González (Jerez)

El día prometía a primera hora. El sol en todo lo alto, y calor cuando el reloj marcaba el mediodía. Jornada grande de funciones de besamanos y veneraciones. En definitiva jornada de cercanía con las sagradas imágenes.

Si las cuentas no fallan, hubo hasta dieciocho lugares donde, tanto Cristo como María, esperaban a sus devotos. A los fieles y a todos los cofrades en general.

Hacer recuento de todos sería largo y ciertamente tedioso. Tan solo comentar que el cronista arrancó la jornada en la entidad local de Guadalcacín. María Santísima, Reina de los Ángeles, estaba de veneración en la parroquia de San Enrique. El Señor, portentoso con sus manos unidas por un día como un cautivo. Subyacía la resaca del ‘pregonazo’ que Susana Esther Merino Llamas hizo en la noche del pasado sábado. Puso el teatro de Guadalcacín boca abajo en una locura colectiva embriagada por aromas cofrades que Susana supo desgranar con tan solo sus versos. Parecía un pregón de los antes en los que solo contaba la voz y el verso. Y lo bordó. Mayores teatros le esperan, según se desprendía de los muchos cofrades que asistieron al pregón de la Entrega de Guadalcacín.

En San Rafael, la debilidad del cronista. Perdón si me pongo subjetivo. El informador serio jamás debe de ser protagonista de nada y sí testigo de lo que ve. Y lo que vio fue la elegancia del Señor en tonos morados y plata haciendo juego con los iris que sembró Antonio en caja jarra. Gran ambiente en el barrio de Federico Mayo. El Rey del barrio se acercaba a los suyos y a todo el Jerez cofrade.

En San Mateo estaba Madre de Dios del Patrocinio. Locura y ojito derecho de Paco Pinto Berraquero que quiso quedarse para siempre en ese barrio tan histórico y tan jerezano. A un lado de la capilla Santa Marta y al otro el Santísimo Cristo de la Caridad. Fondo negro y Madre que sufre ese sendero tan angosto del camino hacia el sepulcro.

En la iglesia de la Victoria, el monumental conjunto escultórico de don Luis Ortega Bru. Obra única del maestro sanroqueño. Serie de imágenes mágicamente dispuestas que son un prodigio. Uno de los grandes exponentes artísticos de la ciudad. Una maravilla.

Y el cronista quiso reanudar la jornada en Los Descalzos porque estaba María Santísima de la Amargura en la capilla sacramental del templo parroquial. Maravillosa imagen de María, poderoso Señor Flagelado que presidía el altar mayor de la iglesia. Pero la Amargura es otra historia. Otro prodigio de la belleza singular de María en medio del sufrimiento que en Jerez tiene tantos ejemplos preclaros. Si hubo una imagen para el cronista, esa fue el momento de deleitarse en el perfil de su mejilla derecha que es un prodigio de hermosura. Su hermano mayor, Alejando Aguilar, hablaba ilusionado de la culminación del dorado y restauración del paso de misterio. Largo y portentoso. Tallado por Ovando en su taller de la calle Marqués de Cádiz. Joya que no podía perderse y que gracias al esfuerzo de sus hermanos pronto será una realidad.

Y para finalizar esta gran jornada de besamanos, en el Calvario, Nuestra Señora de la Piedad. Palabras mayores. Joya de Jerez que se agiganta en belleza conforme pasan los años. Ella sola. Sin San Juan ni las Santas Mujeres. Todo lo llenaba ella. Su rostro y su hermosura sinigual. A los cofrades de la Piedad ayer se les caía la baba mostrando a su joya. Enrique Espinosa estaba exultante. Día grande de la corporación donde hasta dieciocho personas se han hecho hermanos en la función principal. Y es normal que se acreciente la devoción a esta imagen de María que salga el día que salga destella su belleza como un reguero bendito por las calles de Jerez.

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