Religión

“El mejor vino de Jerez es la amistad de sus gentes”

  • El padre Francesc Xavier Català Sellés se marcha de Jerez a su nuevo destino en Barcelona

Fray Xavi junto al azulejo de la Oración en en Huerto en la puerta principal de Santo Domingo.

Fray Xavi junto al azulejo de la Oración en en Huerto en la puerta principal de Santo Domingo. / M. S. (Jerez)

El padre Xavi pasa a diario por Cristina sobre la hora del Ángelus. Su hábito blanco resplandece cuando los rayos del sol jerezano se reflejan en sus ropas de dominico. Se acerca al quiosco de Jesús Huerta a recoger El Diario que cada día lee la comunidad de frailes del convento de Santo Domingo. Para el padre Xavi, el quiosco de Jesús es como un alargamiento de la iglesia conventual. Es una capilla más que se encuentra al pie de la nave del Evangelio. “Un lugar donde cada día también acuden sus devotos para hablar de las cosas de la vida”, afirmaba en una recodada homilía que pronunciara en el sepelio de la madre de Jesús.

Su carácter valenciano —nació en Cocentaina en la provincia de Alicante— ha entroncado perfectamente con el sentimiento de las cosas de la ciudad. Inmediatamente le brillan de emoción los ojos cuando el cronista le pregunta sobre su marcha a Barcelona. Se trata de su nuevo destino. Cuando mejor asentado estaba Xavi entre los jerezanos, va el superior y mueve una ficha en el tablero propiciando la ida del fraile a la Ciudad Condal. Las cosas de los religiosos que no tienen ni dónde reclinar su cabeza. “Me llevo sobre todo el cariño de la gente de Jerez”. Y continúa diciendo que “soy abstemio, pero aquí en Jerez he bebido el mejor vino que existe: el de la amistad de sus gentes que nunca olvidaré”. 

El padre Xavi es un gran predicador. Llamó mucho la atención cuando a su llegada a Jerez, allá por el año 2013, hacía en la eucaristía la consagración en latín. “Me intereso mucho por la belleza de la liturgia. Y por supuesto en la evangelización como predicador que soy”, asevera.

Así que las hermandades, tan ansiosas siempre por redescubrir lo más ancestral, lo llamaban y se lo rifaban para sus cultos. Nunca ha dado un no al servicio de su ministerio. “Siempre ha estado atento a las necesidades de las cofradías. Puedo hablar de la mía, donde velaba al Señor durante toda la noche del primer viernes de marzo sin rechistar”, recuerda el hermano mayor de las Tres Caídas Feliciano Pérez de Azpillaga.

El padre Xavi añade al respecto que “he estado muy unido a las hermandades porque en ellas reside ese gran valor religioso que se traduce en el cuidado de los detalles en la liturgia. En definitiva, en la alabanza a Dios”.

Anécdotas

En cierta ocasión se supo que, tras celebrar la misa en la pequeña capilla familiar de una casa de campo, los dueños le avisaron de no salir por una zona de la casa por el peligro de los perros que andaban sueltos. Se empeñó en tomar el lugar prohibido argumentando que los animales no le harían nada a un pobre fraile. Un minuto más tarde aparecía con el hábito hecho un ripio mientras gritaba: “¡Estos perros son anticlericales!”.

En otra ocasión, oficiando la función de instituto en la hermandad de la Salud de San Rafael —es un gran enamorado del Señor de la Salud—, se ganó al ‘respetable’ en otra homilía que también será recordada porque estuvo sostenida sobre la crónica futbolística que hizo de un derbi que tuvo lugar el día antes entre el Real Madrid y el F. C. Barcelona, haciendo una clara defensa de su condición de culé. Cualquier argumento era bueno para despertar al oyente y llevar a los fieles hasta la fe. 

Era característico verlo callejeando con sus gafas de sol negras a lo Don Johnson mientras montaba una bicicleta con el hábito blanco puesto. Tenía una cierta destreza para no enredar la túnica con el plato de la cadena. Una visión que ya pronto no se verá en la ciudad.

Pero volviendo a la conversación con el padre Xavi, el dominico quiso finalizar este encuentro afirmando que “en Barcelona será todo distinto. Ese carácter tan singular de los jerezanos y de los andaluces no lo voy a encontrar allí”. Sin embargo, su voto de obediencia le hace aceptar esta nueva misión. Pero el encuentro con Jerez ha dejado una profunda huella en su corazón. Se notaba cuando le brillaban los ojos. Y ha sido algo simbiótico porque esa misma huella también se ha quedado marcada en el corazón de muchos jerezanos.

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