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Calatayud evita el zarpazo

  • El Deportivo planta cara al líder y al mal estado del terreno de juego y arranca un valioso punto. El empate pudo ser una victoria si el meta local no desbarata un tiro postrero de Antoñito

Suele pasar que en este tipo de partidos: Respeto. Entre que uno no se fía del rival que le visita y el otro ídem de lo mismo porque se enfrenta al líder, al final el fútbol brilla por su ausencia. Si a ello añadimos que el estado del césped del Rico Pérez no beneficia en nada a dos equipos a los que les gusta rasear el balón y hacer buen fútbol, el resultado es un encuentro emocionante, porque sí lo fue, pero en el que las ocasiones claras de gol fueron escasas.

De cualquier forma, sacar tajada ante el líder y en difícil campo como el Rico Pérez es, sin lugar a dudas, una labor encomiable por parte del Xerez, que ayer volvió a ofrecer una buena imagen. Sin embargo, a los azulinos le sigue faltando algo más de confianza en sí mismos fuera de casa, porque al igual que ocurriera hace unas jornadas en Anoeta, el Deportivo pudo haber obtenido algo más que un punto si hubiese creído en sus posibilidades.

Esteban sigue fiel a sus costumbres a domicilio, con el trivote que conforman Viqueira, Álex y Moreno, que ayer volvió a marcarse un partidazo, pero adolece de pegada arriba, entre otras cosas porque cuando Viqueira quiere armar el ataque sólo tiene las alternativas de Momo, Pedro Ríos y el islote de Mario Bermejo, que dicho sea de paso, se pelea con todo. Enorme.

El malagueño entiende que sumar lo que sea es útil, pero a veces se olvida de que en determinados partidos, sumar de tres en vez de sumar de uno resultaría más eficiente. En medio de toda esta historia aparece un nombre propio, Antoñito. Al sevillano se le puede criticar lo que la gente quiera: Que no corre, que no aguanta noventa minutos, que es jugador de un rato... pero con él en el campo el Deportivo muta como un camaleón y cuando pasa de mediocampo puede pasar de todo en cuanto al ataque se refiere. Ayer lo demostró otra vez. Diez minutos sobre la cancha y un zapatazo con la derecha que estuvo a punto de acabar con la condición de invicto del Hércules. Además, cada balón que cogió lo convirtió en peligro.

Elecciones aparte, el Xerez sigue sin suerte ante el gol porque como ya ocurriera en Salamanca, San Sebastián o Zaragoza un leve fogonazo de fortuna en acciones como la de Antoñito cambiaría la cosa, y quizás estaríamos hablando de un líder indiscutible.

Pese a todo, no hay que poner peros al planteamiento de Esteban Vigo que ante un rival que tiene alternativas en todas las zonas del campo y que además posee futbolistas de esos en peligro de extinción como Tote, una maravilla con el esférico en los pies, o Farinós una máquina en mediocampo. Los azulinos frenaron la intensidad del Hércules con un gran trabajo defensivo, que se evidenció realmente en las acciones a balón parado de su rival (su mejor arma), ya que nunca pillaron en un renuncio a la defensa.

En los primeros compases, el equipo de Esteban se posicionó bien en el campo, maniató las armas básicas de los locales y durante los primeros veinte minutos dominó a su antojo la parcela ancha. Allí, Álex Bergantiños ocupaba casi todo el centro del campo, Moreno destruía y destruía al tiempo como controlaba como podía a Tote, el verdadero peligro herculano, y Viqueira repartía el juego con total libertad.

De las botas del gallego salieron las mejores ocasiones, por llamarlas de alguna manera, del Xerez, que sólo se acercó en una vaselina del mediocentro que envió a córner Calatayud, y en un inocente disparo de Bergantiños que detuvo sin problemas el arquero malagueño.

Mandiá reaccionó rápido a la hegemonía de Viqueira en la zona ancha y pronto colocó a Rodri cerca del centrocampista, tratando así de evitar que el Deportivo circulase el balón a su antojo en mediocampo.

Con el paso de los minutos el Hércules apretó, no por el hecho de que fuera mejor que los visitantes, sino simplemente gracias a arreones e individualidades de un Tote que cuando está cerca del área y controla el balón es un volcán de alternativas.

Los últimos minutos del primer periodo fueron un suplicio para los de Esteban, deseando que Estrada Fernández pitara el final para evitar males mayores. El Hércules se acercó con más peligro al área de Chema, pero ni aún así creó verdaderas oportunidades. Sólo un disparo de Tuni desviado fue lo más destacado.

Lástima que los xerecistas no aprovecharan más la banda de Pedro Ríos, que provocó una amarilla en los primeros minutos a Dani Carril y de haberlo intentado más podría haber sacado petróleo de una de las zonas más flojas de los herculanos.

La segunda parte comenzó con el mismo talante que la primera, un Xerez más agresivo que su rival. Prueba de ello resultó la mejor ocasión del partido para los azulinos. Apenas habían pasado dos minutos cuando Bermejo, Pedro Ríos y Álex Bergantiños fabricaron una buena combinación que terminó con centro del jerezano y un remate alto, en posición forzada pero a puerta vacía, del gallego.

Fue un serio aviso para los locales, que a partir de ese momento despertaron de su letargo. Lo hicieron como hasta entonces, a base de impulsos, pero la sensación de peligro sobre el área fue aumentando. La réplica la protagonizó Tote, al empalar una volea dentro del área que milagrosamente se marchó alto.

Mandiá refrescó las bandas y trató de buscar más profundidad con Sendoa y Fernando Sales. Ni por esas descolocó al Xerez, firme como nunca atrás y con los mediapuntas, primero Pedro Ríos y Momo y posteriormente Carlos Calvo, trabajando a destajo defensivamente. La jugada polémica del partido ocurrió a falta de un cuarto de hora, cuando Delibasic se aprovechó del único error de la zaga para meterse en el área y ante la entrada de Aythami cayó en el área. Estrada Fernández no señaló nada.

A poco del final y ya con el partido roto, Antoñito, que jugó diez minutos y lo hizo todo bien, recogió un balón de Bermejo, engatilló con la derecha y cuando todos cantaban gol Calatayud sacó una mano espectacular enviando el cuero a córner. No habría más, al final reparto de puntos.

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