Xerez CD

La misma película con el mismo final (1-3)

  • Los azulinos encajaron una nueva derrota en Chapín frente a un rival superior al que sólo plantaron cara en la primera mitad y que acabó haciendo valer su calidad. El Deportivo rozó el empate a dos pero se hundió tras el 1-3

La temporada del Xerez en Primera lleva camino de convertirse en la historia interminable y en todo un calvario. Los partidos del cuadro azulino comienzan a ser todos iguales, todos tienen el mismo guión, el mismo desarrollo, casi los mismos protagonistas y el mismo triste final, derrota. Ya es habitual eso de jugar como nunca y perder como siempre.

De todos modos, lo más grave no es perder con el Valencia, un equipo confeccionado para pelear por la Liga y para buscar la Champions, con un presupuesto impresionante y con unos jugadores por los que suspiran Real Madrid y Barcelona o cualquier grande de Europa. Lo más duro de la situación es comprobar jornada tras jornada que no hay más cera que la que arde y que el equipo va justo para competir en 1ª.

El Xerez volvió a ir de más a menos y volvió a pasar de luchar por hacer daño a todo un Valencia a terminar entregado y mirando el electrónico, buscando desesperadamente que Clos Gómez pitase el final del encuentro para que no le cayesen más goles.

El Valencia con muy poco, tampoco necesitó mucho más, se llevó los tres puntos de Chapín y sigue aumentando sus registros. Banega mandó en el centro del campo y siempre estuvo atento a los rechaces y a las segundas jugadas, Marchena se gustó junto al argentino y Silva, Mata, Joaquín y Villa sacaron su calidad lo justo.

Ziganda finalmente apostó por Míchel en lugar de Mario Bermejo en punta, en una clara demostración de intenciones -si no llegan fichajes, ahí está un futbolista declarado transferible- y los azulinos se marcaron un primer tiempo más que aseado, con intensidad, ganas, ocasiones y plantándole cara al tercer clasificado de la Liga, que al igual que hicieran en Chapín Barcelona o Sevilla, marcó diferencias por la dinamita que tiene arriba.

El partido arrancó con intensidad y a los diez minutos un golpe de calidad de los jugadores de Émery sirvió para que el marcador se abriera. Un pase medido de Banega fue controlado por Mata y no tuvo problemas para batir a Renan a los diez minutos.

El gol dejó tocado a los azulinos pero supieron levantarse, a pesar de que el panorama no era demasiado claro ni por el potencial del rival ni por sus propios miedos, algo lógico en un bloque cogido con alfileres por su situación en la clasificación.

Tras un par de avisos, Carlos Calvo llevó el delirio a la grada marcando un gol tras una contra de manual. Abel cambió el juego de derecha a izquierda para Momo y el canario la puso de primera para el madrileño.

Pero poco después, otro zarpazo de calidad, esta vez de Villa, dejó al descubierto a la defensa azulina. El internacional se marchó de Prieto, llegó hasta la línea de fondo y colocó la pelota atrás en el punto de penalti para la llegada de Silva, que con la zurda y casi cayéndose volvió a superar al meta azulino.

El fútbol volvía a ser injusto con el Xerez, que lo intenta todo pero sigue sin premio. Y es que los de Ziganda dispusieron tras el 1-2 de dos claras ocasiones para haberse marchado a la caseta con empate y las dos la tuvo Míchel, que para llevar tanto tiempo sin jugar estuvo activo y demostró unas ganas tremendas de hacerse un hueco.

El segundo tiempo comenzó con una nueva opción de Míchel, al que se le marchó un poco desviado un remate de cabeza tras un buen centro de Momo.

Y ahí se acabó prácticamente todo para los azulinos. El Valencia no estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad de llevarse los tres puntos del campo del colista ni pese al mal estado del terreno de juego ni pese a la lluvia y a los 69 minutos cerró el partido con un gol de Marchena, que arrancó con fe desde atrás y se plantó en el área para fusilar a Renan con un fuerte disparo.

Justo antes del gol, el Xerez ya se había roto y estaba sumido en unos minutos de desconcierto y caos que pagó caros. A Míchel se le habían subido los gemelos y Francis tenía una contractura y no podía seguir. El navarro ya había hecho dos cambios y sólo pudo sustituir al barbateño.

Con el 1-3, el cuadro azulino bajó los brazos y se entregó a un cuadro valencianista que ya no quiso hurgar más en la herida de un equipo completamente roto, destrozado en todos los aspectos y que no fue capaz ni de hilvanar una sola jugada.

La afición comenzó a desfilar con el 1-3 y al final la volvió a tomar con Morales, que sigue sin vender y sin dar señales de vida, y con el entrenador, al que le volvió a gritar que se marchara y que se mojara porque el tramo final del encuentro lo siguió sentando en el banquillo...

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