Una noche de contrastes
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Bermejo, que jugó demasiado alejado del área en su regreso a Chapín, apenas tuvo presencia en el juego ofensivo, donde sí fue protagonista el jerezano Bruno
La vuelta de Mario Bermejo a Chapín copó ayer uno de los frentes de actualidad del encuentro entre Xerez y Celta. El cántabro, tras cuatro campañas como azulinos, visitaba por primera vez el estadio vistiendo la camiseta de otro equipo y en el ambiente existía la duda de saber cómo le iba a recibir la afición xerecista.
Sin embargo, al contrario que en otros casos, el xerecismo reconoció su aportación en los últimos años y cuando encaraba el túnel de vestuarios, curiosamente visitendo la camiseta que se había cambiado con Mendoza, toda la tribuna de Chapín se levantó para despedirle, un dato que el propio delantero agradeció posteriormente en la zona mixta. "Es algo que me llena de orgullo", dijo el ariete.
Deportivamente hablando, el punta apenas participó. Su falta de ritmo, pues jugaba su segundo partido después de estar mes y medio en el dique seco por una lesión, se le notó por momentos, aunque tampoco contribuyó demasiado la posición en la que le colocó Paco Herrera. Y es que Bermejo no fue ese nueve nato al que estábamos acostumbrados a ver en Jerez, todo lo contrario, se situó justo por detrás de David Rodríguez, lejos del área, una posición en la que pierde mucho.
De esta forma, su aportación, al menos a nivel ofensivo, fue pobre y sus incursiones por las inmediaciones de Doblas insignificantes.
Su única oportunidad clara la protagonizó en los primeros minutos de encuentro, concretamente en el doce, cuando agarró un balón en la frontal y le pegó con todo. A punto estuvo de sorprender a Doblas, que estaba ligeramente adelantado, pero el esférico salió alto.
Su pelea estuvo más centrada en la zona donde se desenvolvía Bruno Herrero que en la de los dos centrales, Lombán y Robusté, que sólo se las vieron con el santanderino en las acciones a balón parado, tanto para defender como para atacar.
Bruno, por su parte, completó ayer uno de sus mejores partidos como xerecista. Estuvo en todas partes, manejó la medular como quiso y dio a su equipo el tempo necesario según cada situación.
Además, el jerezano fue parte fundamental a nivel ofensivo, en especial en las acciones de estrategia, donde Merino aprovechó todo su potencial.
El mediocentro apareció en el minuto 21 para rematar en plancha un servicio excelente de Mendoza. Su cabezazo lo despejó a córner en una bonita estirada el meta Yoel. Seguidamente, el propio Bruno se encargó de dar la asistencia de gol a David Lombán en el minuto 22 tras enganchar un balón peinado por José Mari previamente.
Pero su contribución al juego de ataque del Xerez también resultó clave en el tercer gol azulino, un tanto que el colegiado concedió en el acta al central Oier tras tocar el navarro un remate anterior del propio Bruno. Aún así, el jerezano lo celebró por todo lo alto en un encuentro que, como el resto de compañeros, terminó con sabor amargo.
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