Cultura

Hallan la ubicación de la mezquita mayor de la ciudad del siglo XII

  • El arabista jerezano Miguel Ángel Borrego asegura que la aljama está en el Arroyo

 La mezquita aljama de Jerez, es decir, la gran mezquita de la ciudad andalusí, la de los viernes, sigue ‘en pie’. Al menos así lo asegura el arabista jerezano Miguel Ángel Borrego, miembro del Centro de Estudios Históricos Jerezanos y del grupo de investigación ‘Al-Andalus—Magreb’ (PAI HUM-385) de la Universidad de Cádiz. “No sólo eso, sino que existe incluso la posibilidad de fecharla entre los siglos X-XI, en época Omeya, cuando Jerez era ya la capital de la cora o provincia de Sidonia. Es una mezquita de gran tamaño que en parte se conserva incluso en alzado ”, apunta el investigador. El edificio se sitúa en el entorno de la plaza de la Encarnación, junto a la torre mudéjar exenta que perteneció a la Iglesia Mayor de San Salvador, y se extiende por toda la manzana que, orientada hacia el sureste, la misma que tenían los muros de la quibla de las mezquitas andalusíes, baja hacia el Arroyo por el reducto y la cuesta de la Encarnación. “Sabemos –apunta Borrego– que en el siglo XIII este edificio se encontraba en la collación o barrio de San Salvador, dependiente de la parroquia del mismo nombre, y erigida en la misma mezquita tras la conquista de la ciudad por Alfonso X. Aunque ni el templo musulmán ni el cristiano se mencionan en el Libro de Repartimiento de la ciudad, fue el propio rey Sabio quien, en un privilegio de 23 de septiembre de 1265, otorgaba al abad y los calonges de la Iglesia Mayor de San Salvador, antes mezquita, el diezmo de todos sus vecinos”.

Un hallazgo que tiene su base en los restos que aún están a la vista: dos arcos, “uno de ellos imponente, de difícil datación, aunque podría retrotraerse al período califal; y otro que tiene toda la apariencia de las construcciones omeyas, aunque esto no es más que una hipótesis. El primer arco se encuentra imbuido en la fachada este, anexa a la torre, que baja hacia el Arroyo; el segundo, se aprecia en una de las paredes de la cara oeste, en la cuesta de la Encarnación”.

Actualmente, el solar de la antigua mezquita-iglesia de San Salvador se cierra en su lado sureste por la Casa del Abad, aunque en la misma Encarnación, durante una intervención en el exterior de la puerta de la Epístola de la Catedral, la arqueóloga Gemma Jurado localizó un muro perpendicular a la torre. “Era evidente, para esta especialista, que un edificio de gran tamaño e importancia se proyectaba hacia la plaza desde la Casa del Abad, probablemente los restos de la antigua Iglesia Mayor de San Salvador y la mezquita aljama. Este hecho fue clave para desarrollar lo que hoy hemos descubierto”, comenta el arabista. “Curiosamente, junto al muro que da salida a las visitas de González Byass, se encuentran los restos de un edificio de planta circular o poligonal que hay que poner en relación con todo este conjunto y que recuerda a una parte del dibujo que realizó Joseph Angelo Dávila en el siglo XVII de la iglesia de San Salvador”.

Este descubrimiento se ha basado también en la consulta de documentación del siglo XVI, ya que el perfil de toda la edificación que discurría desde el Arroyo hasta la actual plaza de la Encarnación, se refleja en uno de los dibujos que Anton van den Wyngaerde realizó de la ciudad a mediados de esa centuria. También se ha llevado a cabo un “profundo recorrido” por las casas número 13 y 14 del Arroyo, donde se encontraba la probable sala de oración y en cuyo interior, muy modificado y alterado por el paso de los siglos, se conservan fosilizados arcos y bóvedas de época andalusí. Hay que destacar que la Iglesia Mayor de San Salvador, que sufrió reparaciones y nuevas construcciones a partir de 1341 y terminó arruinada y demolida al tiempo que se edificaba la nueva Iglesia Colegial de los siglos XVIII y XIX, conserva restos de paredes y cimentaciones, ocultas también por la enorme cantidad de tierra que se excavó en el solar del nuevo templo y que sirvió de relleno de la misma plaza y todo el área que sube desde el Arroyo.

“La localización de esta mezquita aljama supone el hallazgo del monumento religioso más importante que tuvo la ciudad antes de la Iglesia Mayor de San Salvador y la Catedral. Junto al Alcázar, es el edificio más relevante de la ciudad andalusí de Jerez”. Miguel Ángel Borrego explicará con más detalle este descubrimiento el próximo viernes, en las jornadas técnicas sobre El Castillo de Matrera, en Villamartín, en las que, entre otras cosas, se hablará hasta el domingo de las villas de frontera o la toponimia árabe de la zona. El investigador jerezano se centrará en la identificación y localización de las capitales de la cora de Sidonia entre los siglos VIII y X. Una de estas capitales fue Sharish Shidhuna, es decir, Jerez, ciudad que a mediados del X contaba con mezquita aljama. Esta mezquita se pensaba que era diferente a la posterior gran mezquita de época almohade, que Alfonso X consagró al culto cristiano en la segunda mitad del XIII, cuando conquistó la ciudad. “Por los posibles restos que permanecen en pie –insiste–, esa mezquita aljama de época omeya pudo ser la misma que luego ampliaron los almohades y que se sitúa en el entorno de plaza de la Encarnación, junto a la torre mudéjar exenta que perteneció a la primitiva Iglesia Mayor de San Salvador, erigida sobre el alminar de la vieja mezquita”. “Estos restos –destaca– hay que relacionarlos con la puerta de la ciudad del Alcázar, cuya factura me hace fecharla también entre los siglos X y XI”. Esa época de esplendor, en la que Jerez fue el centro político-administrativo de la cora según las fuentes documentales, está siendo corroborada por los restos cerámicos y arqueológicos.

El próximo objetivo de Miguel Ángel Borrego es responder a la pregunta: ¿fue este mismo lugar en el que se localiza la mezquita aljama almohade y la medieval Iglesia Mayor de San Salvador (s. XII-XIII), el que ocupó la mezquita mayor de época califal (s. X)? “Un estudio  de los arcos del exterior y los restos que se encuentran o vayan apareciendo será vital. Futuras excavaciones en la zona deberán aportar indicios para la historia. Esperemos que las autoridades sepan cuidar de este notable hallazgo que, aunque muy deformado y destruido en parte, ha permanecido en pie durante más de un milenio”.

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