DEBEMOS hacer autocrítica ante la situación social, por los recortes y la deuda, que estamos dejando a la mayoría de nuestros hijos. La democracia que nos imaginábamos durante la dictadura era el gobierno del pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Nos implantaron lo de "Il Gattopardo", de Giuseppe T. di Lampedusa: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie". Poco a poco lo conseguido en bienestar y reparto de la riqueza producida, ha ido retrocediendo hasta la penuria que tenemos. Hemos delegado cada cuatro años en manos de los gobiernos de turno, el presente y el futuro. Tuvimos confianza en ellos. Cada uno de nosotros tenemos la parte alícuota de la responsabilidad abandonada, renunciada. Algunos más que otros. Pido perdón, con propósito de enmienda, a mis hijos y a los hijos de mis amigos, por la herencia que les hemos dejado.