A rienda suelta

Francisco Reinoso

El nuevo Atila

EN la antigua Roma la sal fue parte del pago a los soldados, salario, para conservar los alimentos. Se le da a la ganadería para una buena crianza, y unos granos de sal se ponían en los labios de los niños al bautizarlo. En la sal marina el yodo forma parte de su composición y es imprescindible contra la enfermedad del bocio. Dicen que Othar, el caballo de Atila, donde pisaba no crecía la yerba, y se cuenta que regaba la tierra de sal. Este método era utilizado, con la sal sobrante de la matanza, como herbicida en zonas rurales de Jerez.

Para impedir el hielo en las calzadas, la sal extendida cada año en las carreteras estatales alcanza las 230.000 toneladas, y hay que añadir las carreteras autonómicas y ayuntamientos. En total 380.800 toneladas anuales. Esto significa contaminación año tras año. Con la lluvia va a la vegetación, a los arroyos, a la fauna. La sal es el nuevo Othar de Atila.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios