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Tribuna libre

José Blas Fernández Sánchez

El Sr. Camacho O´Neale se ha quedado obsoleto en sus argumentos

HAY quienes, como el decano del Colegio de Abogados de Jerez de la Frontera, Marcos Camacho O'Neale, se sienten más cómodos en el pasado que en el presente, y no digamos en el futuro. Gracias a la Tribuna Libre publicada este pasado domingo por Diario de Jerez, sabemos que a esta persona no le gustan los Graduados Sociales, que considera una profesión de segundo nivel en comparación con la suya. Le molesta que, quienes cursan el mismo número de créditos, quienes completan unos estudios de idéntico rango académico, que quienes son también operadores jurídicos, según la Ley, le puedan mover la silla a tan ilustre señor abogado.

Tan preocupado anda al ver que sus privilegios de antaño se difuminan, que no tiene más argumentos contra quienes evolucionan y avanzan, para atender una sociedad que demanda especialistas, que lanzar soflamas vacías de contenido del tipo: "Los graduados juegan a ser abogados" o "lo que no se consigue en la universidad se gana en los pasillos", entre otras perlas cultivadas por la mente de este representante profesional ante un hecho que pone en riesgo su zona de confort: que la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil incluye en una Disposición Final Undécima, una encomienda al Gobierno de la Nación, para que en un año se regule la capacitación profesional de los Graduados Sociales de cara a su acceso al denominado "turno de oficio", en los procedimientos de índole de Seguridad Social, laboral y mercantil.

Al letrado Camacho O´Neale le gusta desenterrar polémicas antiguas, caducas y sin sentido, olvidadas ya para la mayoría, de guerras entre profesiones y profesionales, que no tienen sentido en el modelo de sociedad actual. En sus notas de prensa y artículos nos muestra una línea de defensa basada en el ataque fácil, en la descalificación superficial y en estereotipos clasistas hacia todo un colectivo profesional como somos los Graduados Sociales.

Por muchas cortinas de humo que el señor Marcos Camacho O'Neale trate de interponer entre la realidad y la sociedad, los hechos son contundentes y muchos más tozudos que sus amarillistas argumentos.

Es un hecho que abogados y graduados sociales son dos profesiones de colegiación obligada con el mismo rango académico: cuatro cursos y título de grado. Unos, graduados en Derecho y otros, graduados en Relaciones Laborales y Recursos Humanos.

También es un hecho, del que parece quiere escapar el señor Camacho, que la Ley Orgánica del Poder Judicial contempla tres profesiones que tienen el mismo rango de operador jurídico: Abogados, Graduados Sociales y Procuradores. Todos ellos, previa colegiación obligatoria y con sus respectivas figuras procesales para actuar ante los Tribunales de Justicia, con la misma toga y a la misma altura en estrados que los Jueces, Magistrados y Fiscales, por lo que los Graduados Sociales tenemos, por ley, atribuciones para ejercer como operadores jurídicos en los ámbitos de la Jurisdicción Social y Mercantil y, por mucho que le moleste al decano de los abogados de Jerez, nuestra especialización en estas materias es una garantía para la Justicia y los justiciables.

A partir de ahí viene otro hecho más producto de la lógica evolución de nuestra sociedad. Ya sabemos que el señor Marcos Camacho O´Neale se encuentra más cómodo en el pasado. Pero tendrá que respetar que, si los Graduados Sociales pueden actuar ante los tribunales de lo Social y lo Mercantil, puedan igualmente hacerlo en aquellos casos que estén bajo el amparo del sistema de representación técnica gratuita, el denominado "turno de oficio". Es algo tan obvio, lógico y justo, que las Cortes, el órgano democrático que representa la soberanía popular, eso que el señor Camacho llama despectivamente "los pasillos del Congreso", ha dado una encomienda al Gobierno de la Nación para que, en el plazo de un año, el acceso a este sistema de protección al justiciable que carece de recursos en un procedimiento de orden social o mercantil, pueda llevarse a cabo con las mismas garantías que ahora existen en otras parcelas: penal, civil, etc.

A partir de este mandato de las Cortes, una comisión integrada por el Ministerio de Justicia y los Consejos Generales de la Abogacía y Graduados Sociales, deberá establecer los procedimientos de acceso a este turno de oficio y los requisitos en materia de formación para que los Graduados Sociales, y también los Abogados, puedan acceder al mismo. Esto no se rige por un capricho unilateral del señor Marcos Camacho O´Neale, cuya opinión cuenta más bien poco y sólo sirve para descalificar a unos profesionales que han sabido ganarse el respeto de la sociedad a la que sirven. Nuestra sociedad evoluciona, insisto. No se queda inmóvil ni anclada, como a usted le gustaría, señor Camacho, para mantener antiguas prebendas y cotos cerrados. En democracia, se evoluciona constantemente en busca de áreas de mejora y especialización en todos los órdenes. Mientras usted convierte este debate en una cuestión clasista, de viajeros de primera y segunda clase, los graduados sociales seguiremos haciendo nuestro trabajo, especializándonos en las materias que nos son propias, el ámbito social, laboral y mercantil.

Algún día, por qué no, veremos presidiendo una Sala de lo Social a un juez o una jueza con la máxima especialización, con el título de Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Cuando eso llegue, señor Marcos Camacho O´Neale, vaya cambiando su línea de defensa por una basada en hechos, no en rencores, envidias y dardos cargados de veneno contra una profesión tan digna como la suya: la de Graduado Social.

P.D.: El Sr. Decano, que tanto le gusta las categorías, no dice que el tratamiento de la Presidencia y del Colegio de Graduados Sociales de Cádiz es de Excelentísimo y que el Presidente de esta Corporación tiene la consideración honorífica de Presidente de Sala de la Audiencia Provincial, siendo una pena que el de abogados de Jerez sea Ilustrísimo, tanto como le gusta ser más que otros y que la consideración de Presidente de Sala no aparezca en sus Estatutos.

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