ME inquieto cada vez que oigo el ‘Réquiem’ de Verdi. Me transporta a deseadas capacidades de canto que no poseo. Cierro los ojos para no dejar que nada ajeno me distraiga. Comencé estos 1.018 caracteres indagando sobre una frase de El Quijote en donde se relatan los menús de D. Alonso. “Duelos y quebrantos los sábados” y pronto me di cuenta que no se trataba de muerte, sino que el sábado, dedicado a la Virgen, se hacia una especie de abstinencia en donde no se comía carne pero sí lo que está en la carne: asadura, sesos, tocino… Se trata de un plato típico manchego de huevos fritos y torreznos, y a veces chorizo. Mañana es día de los difuntos, día de duelos, de recuerdos, de asistencia a cementerios. Desde hace dos semanas acuden al cementerio infinidad de personas a limpiar y llevar flores a los seres queridos. Y Verdi continúa con la orquesta desarrollando un lamento a pié de mar sereno. A pesar de mis creencias en la existencia de vida después de la muerte, el día de los difuntos me inquieta.
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