HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

La mezquita

E N una encuesta que se ha hecho recientemente, de la que no debemos fiarnos demasiado porque las respuestas estarán guiadas por la astucia, la inmensa mayoría de los musulmanes que viven en España aceptan las costumbres españolas y empiezan a pensar en cristiano. "Pensar en cristiano" no quiere decir que han encontrado su camino de Damasco, sino que el cristianismo, con independencia de la fe, es un sistema de pensamiento y de valores espirituales y morales que están en otras religiones, o pueden ser asumidos por ellas, y en las sociedades laicas. No nos fiemos de la encuesta porque el Islam es una religión muy cómoda y con mucho éxito en sociedades de masas pobres y analfabetas: le dice al creyente lo que tiene que hacer para su bien en la vida pública, privada e íntima, hasta qué comer y cómo vestir, mientras que el cristianismo es una civilización que da libertad en lo tocante a la vida espiritual. En cuanto a la relación hombre y mujer en los países musulmanes, mejor es no meneallo.

La degenerada Ley de Memoria Historia no se podía quedar sólo en una estrategia política efímera de una facción de un partido político, hoy gobernante, sin seguir degenerando hacia otros descensos imprevisibles. Sin esa ley antihistórica, ahistórica y ucrónica, que agravia a los españoles decentes y deja perplejos a los hispanistas, no habrían surgido otras memorias interesadas: la reclamación de Al Ándalus como territorio arrebatado al Islam hace poco tiempo, según se les enseña a los niños en las escuelas de la morería; las reclamaciones de los descendientes de los moriscos españoles, de los que no se han presentado aún árboles genealógicos, ejecutorias ni estatutos de limpieza de sangre; o la pretendida propiedad moral y el derecho al uso de las antiguas mezquitas convertidas en iglesias cristianas después de la Reconquista.

También el complejo de hablar de reconquista debemos desecharlo. Unos norteafricanos, no árabes, mal islamizados invaden un reino romanizado y cristianizado al que dan en llamar Al Ándalus, seguramente porque el nombre existía ya, y construyen sobre la basílica de San Vicente de Córdoba, previo robo a sus legítimos dueños, una mezquita que amplían los sucesivos emires y califas. Los reinos cristianos medievales recuperan sin remilgos las tierras invadidas y consagrar de nuevo los templos que ya fueron cristianos antes de que naciera el moro Muza. Si hubiera reciprocidad, se podrían organizar rezos ecuménicos en las antiguas mezquitas en días solemnes, pero si en las naciones islámicas no hay libertad religiosa e incluso se persigue a los cristianos, ¿qué derechos reclaman? La mezquita de Córdoba está en pie porque las autoridades cristianas consideraron que tal monumento no debía demolerse, ¿qué haría el pensamiento islamista con la catedral de Burgos? No hay nada que discutir sobre este asunto.

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