Las cosas que pasan

David Fernández

Cuentos de Navidad

NIEVA tanto en calle Larga estos días que los niños no salen de su asombro. Jerez es una auténtica postal con un tranvía que lo cruza de Norte a Sur. Todo va como la seda. Las noticias sólo hablan del 25 de diciembre. Los peces beben en el Guadalete con tanta alegría que científicos de medio mundo han decidido copiar el proyecto de regeneración del río que impulsó Medio Ambiente. Ya no hay colas ni en Urgencias ni en la circunvalación, sólo en los puestos de la plaza. La Justicia tiene una venda en los ojos. Los bancos y las cajas se dejan la piel y por fin circula el dinero. La Universidad es la envidia de todos. Los tiroteos sólo se ven en las películas. Los delegados del gobierno municipal, a pesar de tan apretada agenda, aprovechan el poco tiempo del que disponen liados entre libros en la Biblioteca Municipal para elaborar tratados de auténtica política progresista. Todos, salvo el de Urbanismo, a todas horas repartiendo licencias, y el de Bienestar Social, el día entero dedicado a lo suyo. El Ayuntamiento es una piña. La Ciudad del Flamenco es un auténtico hervidero de turistas que sacan fotos de esa calle Nueva que quita el sentío con sus blancas fachadas y los balcones con geranios que quitan el hipo. Aquí nació Tío Borrico, reza la leyenda. Los guías no consiguen que los visitantes pronuncien zambomba como es debido. Es lo que tiene el anís. La oposición, siempre construyendo, ya ha terminado sus deberes y quien no se entera de cuáles son sus planes de gobierno, cuáles las recetas mágicas, es porque no quiere. La alcaldesa no para, siempre solucionando problemas con tanto empeño y afán que es capaz de inventárselos cuando estos no existieran. Está que se sale. Todavía no llega a 30.000 el número de parados -en Madrid, por ejemplo, son muchos más-, y en cualquier caso los políticos dicen que se trata de personas que encuentran en Jerez tantas oportunidades de futuro que se apuntan a sus listas de desempleados cantándole al niño Dios y con la primitiva en el bolsillo. Para aliviar sus penas, el Ayuntamiento decidió que Jereyssa dejara de recaudar impuestos. Ahora es Diputación la que envía los requerimientos sin piedad. Te cobran igualmente, sí, pero al Ayuntamiento que lo registren. Ya vienen los Reyes y es extraño, porque entre todas las cartas recibidas, les ha llamado la atención la de las autoridades locales. Es tan larga que en el Amazonas apenas quedan árboles.

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