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David Vidal, genio y figura

  • El nuevo entrenador azulino no ha pasado inadvertido por su peculiar forma de ser en los banquillos, en los entrenamientos y ante los medios en veinte temporadas en 1ª y 2ª

A punto de cumplir los 63 años, David Vidal va a afrontar la que será su primera temporada en Segunda B después de haber entrenado en Primera División al Cádiz, Logroñés y Rayo Vallecano y en Segunda a Rayo, Villarreal, Hércules, Compostela, Murcia, Las Palmas, Lleida, Elche y Albacete. Veinte temporadas en el fútbol profesional en las que el gallego no ha pasado inadvertido por su peculiar forma de ser en los entrenamientos, en los banquillos y ante los medios de comunicación, donde no se suele callar nada.

 

Y como muestra, una selección de respuestas de David Vidal sobre distintas cuestiones en entrevistas publicadas por El País, Marca, As y portales de internet como transgrediendo.com o fueradelterrenodejuegoblogspot.com.

 

El Seminario y la pesca

"Creo muchísimo en Dios. Me metí al seminario con diez años, pero con diecisiete, me di cuenta que no tenía vocación". 

"Mi padre era pescador y mi hermano también. Y en un barco andaría yo, o me habría tragado el mar, si no hubiera sido por Arsenio y el balón".

 

En el seminario: "Allí pasábamos catorce horas al día jugando, apiñados en un solo campo. Podías contar hasta veinte porteros y otros tantos balones. Aún me quedaban seis años más para ser cura cuando le dijeron a mi madre que no podía seguir allí. Me esperaba el mar y yo le tenía pánico. Mi padre me había llevado alguna vez en el barco y recuerdo aquellas olas gigantes. Y los seis meses pescando bacalao en Terranova a 40 bajo cero. 

 

"Cuando estoy en el mar estoy en otro mundo, me evado y me relajo. Yo vivo dos vidas: la de entrenador y cuando estoy en el fondo del mar. Allí no me molesta nadie.  Ya buceaba con diez años. Cogía ostras y vieiras de dos kilos". 

 

El pez más grande que ha pescado fue "una corvina de sesenta kilos en el año noventa y cinco. También he llegado a coger peces de treinta y cuarenta kilos. Peces voraces, de las profundidades, con dientes de seis y siete centímetros".

 

Los inicios: el Dépor

No quiso ser pescador: "Para huir de eso me presenté con un amigo a hacer una prueba con el Depor. Tenía 17 años y jugaba en la liga de la costa. Me mandaron que fuera a ver a un tal Arsenio Iglesias, que entrenaba al Fabril. Sólo habló mi amigo. 'Dale unas botas al chaval', le dijo Arsenio al utillero. Muchos años después, en una conferencia, dije: 'Arsenio engañó al Depor fichando a un central de tan pocas condiciones como yo'. Él estaba presente e intervino: 'Es verdad, pero tenía tanta ilusión... Probó durante mes y medio y pensé que podíamos sacar algo de aquel tío".

 

"Tuve un compañero, Juan Manuel Blanco Rodríguez, también de Portosín, que fue a hablar con el presidente del Deportivo para que me diera permiso para entrenar con el equipo. Estuve un mes y medio con Arsenio y me fichó. Fíjese usted. Yo de Portosín, que tenía 300 habitantes, fui al Deportivo de la Coruña en año 67".

 

"Decidí hacerme entrenador porque fui un jugador vulgar. Entonces me retiré en el Ceuta y como estoy casado en Cádiz, ya tenía el curso de entrenador hecho, porque esto es vocacional. Yo, de Portosín, la sierra del Barbanza me la 'papeaba'. Con 17, 18, 19 años, iba hasta Santiago en tres horas todos los días. Y era un error. Solo hacía resistencia y fuerza, ¡y lo que tenía que hacer era manejar la pelota! Y me decían los compañeros: "¡Joder, cómo aguanta!". Pero luego a la hora de tocar el balón me daban mil vueltas".

 

Personal

"Mato los ratos libres practicando mi deporte favorito, que es la pesca submarina, y los fines de semana me acerco a Jerez y a Cádiz a ver los partidos del Cádiz y del Xerez. Y los martes juego con los veteranos del Cádiz para estar en forma".

 

¿Cómo lleva lo de tener canas?: "Es lógico. Tengo sesenta años. Teñirme el pelo sería un mariconeo".

 

"Yo me considero muy capacitado para entrenar en Primera, pero sé que mi imagen está deteriorada por cómo me expreso".

 

"Estuve a punto de ir a un equipo, pero al final nada. Bueno, tuve una oferta para ir a entrenar a Bagdad, en Irak. Pero cogí un poco de miedo y no quise ir".

 

Prensa

"La prensa es la que magnifica el fútbol. Este deporte sin la prensa sería muy vulgar para la afición. A mí no, aunque usted piense que sí, no. Soy una persona que siempre dice la verdad. No le cuento a usted una historia para que usted esté contenta".

 

"Si vuelven a hablar en voz alta los echo a la calle. Aquí mando yo y soy el único que puede gritar". Así se dirigió a un grupo de periodistas que seguía una sesión de entrenamiento del Murcia, donde luego tuvo otra que contó así: "Una periodista me pidió una entrevista y sacó un guión lleno de preguntas capciosas. Yo fui sensato y amable con ella, respondí a su cuestionario, pero ella se puso histérica al no gustarle mis respuestas y yo le dije que había sido una entrevista fea y paupérrima. Y como los medios de comunicación de Murcia se pusieron de parte de la señorita anónima, he decidido no hablar con la prensa hasta el día 20 de febrero".

 

"Tengo que aguantar muchas cosas y siempre ponían lo peor, pero me da igual, porque hacen publicidad al equipo que me paga. Me muevo en el banquillo porque considero que tengo que apoyar a los jugadores y corregirlos. Somos un equipo humilde y estoy de pie para ayudarlos, no para que me hagan fotos a mí con lo feo que soy". 

 

Fútbol

"Ensayo cada semana hasta el saque de centro. Si lo juegas hacia adelante y creas una oportunidad de ataque, mandas un mensaje a tu público y al rival: 'Tengo hambre de ganar'. Empezar hacia atrás es desaprovechar una ocasión". 

 

 "En Primera, casi todos los goles llegan en acción, en movimiento. En Segunda, el 75% son producto de lances a balón parado. Es una categoría de obreros, donde manda la táctica. Un solo delantero se enfrenta a dos centrales. Hay pocos cambios de juego, pocos controles y mucha ansiedad. Por eso es importante el entrenamiento. En mi diccionario no existe la pachanga. Nosotros tenemos prohibido que el lateral que recibe del portero pase hacia atrás y procuramos que la jugada del extremo rival muera en la banda recurriendo a las ayudas del central o del pivote defensivo. Y no toleramos las expulsiones. Bastante cuesta ganar con once como para intentarlo con diez. Entre Segunda y Segunda B sólo hay un escalón. Entre Segunda y Primera, cuatro". 

 

"Los jugadores no pueden perder los papeles en el campo. Hay que tener un coeficiente de inteligencia para poder jugar los 97 minutos que dura un partido sin que te expulsen. Los que no sean capaces, no me interesan".

 

"La disciplina es fundamental. Usted puede ir de cachondeo hasta las 4 de la madrugada porque mañana tiene que escribir unas líneas, pero los jugadores tienen que cuidar la carrocería y estar despejados. Tienen que estar preparados para saltar, correr, disparar… Para eso son jugadores de fútbol. Tienen que ganarse su futuro y no quiero que terminen trabajando de albañil, hemos hecho de nuestra ilusión nuestra profesión. Y como yo soy el comandante de estos 25 hombres, quiero que sigan jugando al fútbol".

 

Entrenador

"Es más difícil ascender a un equipo que salvarlo".

 

"Soy un trotamundos y un salvador de las cosas que no tienen remedio. A mí me llaman cuando las situaciones están complicadas".

 

"Soy del que me contrata y lo defiendo a muerte. Y tomo decisiones para buscar lo mejor para ese equipo".

 

"No soy de ningún equipo, ni de España ni de Europa, sólo del que me paga".

 

"Verá usted, que yo tengo que hablar el plural porque los técnicos debemos hablar en plural, aunque hay algún entrenador de alta categoría que habla en singular. Nosotros no ganamos nada si no estamos con los futbolistas. Son ellos quienes ganan los partidos. Nosotros somos los que decimos quién tiene que llevar la pelota, quién tiene que replegar, quién la tiene que poner en el punto de penalti… Somos los que organizamos el juego, los profesores. Debemos hablar en plural. Usted me ha dicho "tú (enfatizando) has sacado a Valera". Yo no. Yo también tenía ayudantes y preparador físico".

 

"¿Por qué me voy a ir, si yo soy el que hago la táctica, la estrategia y hasta entreno a los porteros? Yo me pongo las botas de futbolista porque un entrenador debe hacerlo. Y si un jugador saca mal un córner, lo saco yo bien para enseñarle. Por ejemplo, he visto a Capello entrenar con zapatillas. ¿Cómo puede ser eso? Yo tuve a Lopetegui, que venía del Castilla, no del Real Madrid, y acabó en el Barcelona gracias a mi ayuda, se aprovechó de lo que yo le enseñaba. Pregúntele, si no fuera por mí, no lo hubieran fichado".

 

"Me denomino profesor de fútbol porque los que entrenan son los preparadores físicos, ver si nos enteramos. ¿O usted no ve a Mourinho, que entrena con zapatillas? Nunca pone las botas. Yo sí, me las pongo".

 

"Imagínese usted, que alguno siempre viene en pretemporada con dos o tres kilos de más y me ven a mí que estoy igual. Por el amor de Dios… ¡el entrenador tiene que dar ejemplo! Y cuando hay que golpear la pelota también tiene que dar ejemplo. Y si el entrenador no sabe hacerlo, coge al mejor jugador y le dice "Pepito Pérez, saque usted un córner al primer palo y que el balón lleve fuego. No saque usted un córner a la estratosfera y que luego el balón baje".

 

"Cuando llegué a Elche, por navidad, estaban los tres porteros. Cuando los veo en el primer entrenamiento llamé al entrenador de porteros: "¿Usted cómo se llama? Miguel Quirant. Muy bien. Pues a usted y a los porteros los voy a echar al vestuario." Y hacen un amago de movimiento para levantarse y marcharse. Y les dije: "No os levantéis, porque hay 500 personas, y que os expulse en el primer entrenamiento, no sé que impresión les dará. Además, ¿os expulso, y no me preguntáis por qué? Os echo fuera porque estamos entrenando en un campo de hierba natural que tiene siete u ocho centímetros y los tres tenéis botas de goma. Y deberíais estar usándolas de aluminio porque podéis resbalar. Y usted, entrenador de porteros, espabile". A Willy Caballero le sudaba la calva cuando lo expulsé. Pobre. Debió pensar  "joder para el tío este del bigote". ¡Fui su medicina!".

 

"Lopetegui era un filón sin explotar. Y me mintió cuando llegó al Logroñés. Le pregunté: "¿Usted de dónde viene? Del Real Madrid. Mentira. Usted viene del Castilla". Pero nos pusimos a trabajar y qué temporada hizo… Y ahora triunfa como técnico".

 

Clemente

David Vidal recibió un cero en táctica en la Escuela de Entrenadores: "Mi profesor era Clemente y el examen consistía en analizar tácticamente la final de Copa de 1985, que ganó el Atlético al Athletic por 2-1. Yo expuse que el Athletic se había equivocado colocando la defensa tan adelantada ante un equipo que jugaba al contraataque. Y resulta que a ese Athletic lo entrenaba Clemente. Entonces me preguntó en clase por qué había contestado así y yo le razoné, en la pizarra y en el campo, que esa zaga se rompía con paredes y diagonales. Él me dijo: 'Chaval, tienes razón, pero yo he ganado dos ligas jugando con la defensa adelantada'. Cuatro días después, en clase de técnica, Paquito, del que yo iba ser ayudante en el Cádiz, me preguntó: "¿Qué le has hecho a Clemente?". Aprobé el curso gracias al resto de asignaturas, porque hace pocos meses me enteré de que Clemente me puso un cero aquel día. Mi debut con el Cádiz, tres años después, fue contra su Espanyol en Barcelona. Me dijo: 'Tu eres el del curso, ¿verdad? No vayas a ganarme porque vengo de perder 6-1 con el Atlético y estoy en la cuerda floja'. Nosotros andábamos aún peor y le respondí: 'Si no te gano, no puedo volver a Cádiz'. Vencimos por 0-2 y a Clemente le destituyeron semanas después".

 

Lo mismo en otra entrevista distinta: "Estábamos en Madrid y Javier Clemente, que entrenaba al Athletic de Bilbao, era el profesor de táctica. Él venía de jugar contra el Atlético de Madrid en la Copa de Rey y teníamos que hacer un resumen del partido. Entonces yo tuteé un poco al del Athletic de Bilbao. Le dije que el planteamiento fue negativo por parte del entrenador porque no se podía jugar con una defensa tan lenta en el medio del campo. El Atlético, con jugadas individuales y diagonales, les rompió esa defensa tan adelantada y les metió cuatro goles. Yo lo expresé en mi folio de preguntas. "¿Quién es David Vidal? Soy yo ?¿Y usted qué es, argentino? No, soy gallego, el segundo entrenador del Cádiz. ?O sea, que usted me critica a mí. Hombre, claro. Usted no puede plantar una defensa tan lenta en mediocampo sabiendo que el rival va al contraataque. Pues coja usted once futbolistas y demuéstramelo". Y se lo demostré. Me dijo que tenía que comprender que con esos futbolistas había ganado dos veces la Copa del Rey y la Liga, pero esos jugadores ya tenían treinta y pico años. Al poco tiempo, el profesor de técnica me pregunto que qué le había hecho a Clemente, que me había puesto un cero. ¡Pero aprobé igual, que al final se computaban todas las asignaturas juntas! Y fui el primero de los entrenadores del curso del 85, entre los que estaban Ortuondo, Amorrortu, Txetxu Rojo… Txetxu ya me había avisado de que no me metiera con Clemente. Pero Javier (Clemente) es un gran tipo. Me enfrenté a él cuando yo estaba en el Cádiz y él en el Espanyol. Luchábamos por no descender. Y me reconoció. "¡Usted es el del curso del 85! No se le ocurra ganarme, que a lo mejor me echan a la calle". Y al final ganamos 0-2".

Cantera

"Los entrenadores nos dedicamos solo a entrenar y a ganar partidos. Pero un entrenador, además de ganar partidos y de enseñar a jugar, tiene que sacar talentos. Para eso tiene el título de entrenador, porque hay técnicos que ni huelen la cantera y no quieren ver a los jóvenes ni en pintura". 

 

"Me he distinguido toda la vida por eso. Para que un técnico saque jóvenes de la cantera y meterlos en alta competición, tiene que pensar en que hay que echar a siete u ocho veteranos a la calle, que son los capitanes del equipo, que han dado mucha grandeza al club, pero están ya para jubilarse. Y yo he jubilado a muchos. Es mi obligación porque yo trabajo para el club que me paga y no para los jugadores. Yo me he entregado a los jóvenes. En Murcia, tenía un chico que era suplente en el juvenil y que ganaba 400 euros, y lo subimos al primer equipo. Hoy ese chico gana 800.000 euros. Se llama Juan Valera y es titular en el Getafe. Quiero decirle a usted, para que lo tenga claro, que los jugadores de fútbol hacemos de nuestra ilusión nuestra profesión, pero muy pocos adestradores, como decís ahí, arriesgan, y yo llevo toda mi vida haciéndolo. Tampoco estoy muy contento por hacer eso, porque hay mucha gente desagradecida".

Mágico

"¡Gallego, saca al Mágico!', me decían desde la grada. Y Jorge no estaba ni en el banquillo. No lo convocaba porque no se entrenaba en toda la semana y se presentaba el sábado para ir a jugar. Qué figura. Fumaba y bebía, pero yo no me metía en su vida. Era un infeliz, un incauto, pero también una buena persona, nunca alzaba la voz. Lo que pasa es que de 30 días que tenía el mes se entrenaba 15. De repente, se pasaba ocho días sin pasarse por los entrenamientos. Cuando llegaba, le preguntaba dónde se había metido. Me decía que había tenido muchas cosas que hacer y que no podía entrenarse".

 

"Al año de su llegada logramos el ascenso. Su técnica era impresionante, así como su regate y su disparo. Le recuerdo goles memorables al Barcelona, al Racing, al Valencia, pero no se cuidaba, lo íbamos a buscar y se escondía. Llevaba dos años sin ver a los padres y nos los trajimos desde El Salvador. Pasaron dos semanas y le dije que por qué no iba a verlos. Me contestó que no tenía tiempo. Ese día casi le meto mano".

 

"Después de no entrenarse en toda la semana, se presentó el sábado y yo ya tenía el equipo hecho. Por supuesto no lo convoqué. Me esperó tras el entrenamiento. Me dijo que no tenía ni idea de fútbol y para demostrarlo se sacó un paquete de Winston y le dio como 15 pataditas sin dejarlo caer al suelo. 'Ahí te quedas', me dijo, y se fue. ¡Qué podía hacer yo! Era un ídolo para la afición".

 

"Siempre llevaba mucho dinero en los bolsillos. Llegaba un crío y le daba 500 pesetas. Invitaba en los bares. Yo le decía que tenía que cuidar más el dinero y que debía pensar en el futuro. Me respondía que no me preocupara porque tenía ya pensado qué iba a hacer al abandonar el fútbol: sería conductor de autobuses en San Salvador. Y lo decía muy en serio. Era talento puro, con una técnica depurada, pero el fútbol también es estrategia, técnica, preparación física. Él solo quería jugar en ataque, regatear y tirar a gol".

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