Análisis

josé maría castaño (Los Caminos del Cante - Onda Jerez Radio)

"Si Salzburgo vive de Mozart…"

Creo que a La Fiesta de la Bulería de Jerez le ha tocado el turno de una profunda revisión coincidiendo con sus bodas de oro. Para ello lo primero que debemos hacer es sacudirnos de una vez el complejo de pueblo a lo ancho que tenemos y creernos una ciudad moderna e importante que no solo tiene calle Larga sino también aeropuerto. La sensación que parece desprender hoy día La Fiesta de La Bulería se acerca a la fiesta mayor del pueblo donde moros y cristianos se arrogan en polémicas varias que no conducen a nada.

La solución pudiera estar justo delante de nuestras narices (fino y en botella). No hace falta saber de flamenco sino emplear el sentido común: copiar o adaptar cuanto funciona y desechar lo que presenta síntomas de caducidad y es, por ende, deficitario.

¿Por qué funciona el Festival de Jerez y no la Fiesta de La Bulería? Es evidente: por el patrón oro que son los visitantes. Tanto extranjeros como nacionales son atraídos por aquel concepto lúdico - formativo que firmó en su momento Paco López y sigue en plena vigencia. Ítem más, algo muy parecido - Los Cursos y Festivales de Verano de La Cátedra- fue el germen hace 50 años de La Bulería de manos de Juan de la Plata. El eterno retorno.

Jerez debe tener su propia "Bienal" de Flamenco para entendernos. Quince o veinte días al máximo nivel que atraiga visitantes sin perder el "sur" de su esencia cantaora. Un gran evento en torno a la bulería que debiera presentarse en el Festival de febrero - marzo haciendo sinergia con el clúster turístico de la ciudad y provincial donde bodegas, caballos, gastronomía, playas, agencias turísticas, medios de transportes nacionales... entren en el mismo paquete con tarjetas incentivadas tipo pass como en cualquier ciudad europea.

De seguir por esta incierta senda experimentando cada año (ahora moros aquí, ahora cristianos allá…) sobre la fiesta mayor del pueblo es continuar dando palos de ciegos con trabucos de fogueo. La Fiesta de La Bulería nos lleva costando mucho dinero a los jerezanos en los últimos años cuando debe generar todo lo contrario.

Hay que construir entre todos y no hacer uso constante de la mayor afición del jerezano (léase rajar en los mostradores sin aportar nada...) Esta efemérides puede ser un punto de inflexión en la aventura hacia lo desconocido que cada año es La Fiesta de La Bulería. Jerez debe reivindicar aquello que por merecimientos le corresponde: la capital mundial del flamenco sin más paliativos.

Es cuestión de creerlo comenzando a buscar ese punto organizativo de equilibrio que sirva para fomentar el patrimonio oral de la ciudad y al mismo compás riegue sus cada vez más agrietadas albarizas. Tanto en vino como en cante Jerez merece menos granel y más excelencia. La misma que es acorde con su gran historia, la que parece olvidar con demasiada frecuencia.

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