¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Frankenstein contra Sánchez

A Sánchez no le importó pactar con Bildu para impedir que gobernase el partido más votado por los españoles

Pello  Otxandiano (Bildu) y Pere Aragonés (ERC).

Pello Otxandiano (Bildu) y Pere Aragonés (ERC).

SI Sánchez dedicase sus veladas en la Moncloa a leer los clásicos sabría que todo aquel que crea un monstruo termina siendo atacado por él. Si le pasó al Dr. Frankenstein, nacido de la febril imaginación de Mary Shelley, ¿por qué no le iba a pasar a un político cuya única virtud ha sido su completo desprecio a la palabra dada y su férrea voluntad de permanecer en el poder?

En estas últimas semanas hemos visto como los socios de Sánchez de la España plurinacional de progreso, coalición apodada con gran acierto por la fachosfera como Frankenstein, se han revelado contra su creador. Los independentistas catalanes, después de haber conseguido una humillación sin precedentes del Estado Español, ya reclaman sin complejos un referéndum de autodeterminación. No hay que tomárselo a mal. Son partidos que se nutren electoral y espiritualmente de su enfrentamiento con España. Sería como pedirle al alacrán que dejase de picar. El problema es que a Sánchez le dio igual pactar con ellos con tal de seguir montado en el Falcon.

Por el flanco vasco, a Sánchez no le van las cosas mucho mejor. Si Bildu ha llegado a donde parece que está llegando (a ser el partido más votado en el País vasco) se debe en gran parte a una gran campaña de blanqueamiento que ha tenido en el PSOE y, especialmente, en Sánchez y sus hombres más fieles (desde Bolaños a Celis) a unos de sus principales entusiastas. ¿A qué viene ahora poner el grito en el cielo porque el candidato de Bildu sea incapaz de llamar terrorista a la banda ETA en una entrevista radiofónica? ¿Es que no estábamos en la misma situación cuando el PSOE negoció con Bildu impedir que gobernase el partido más votado por los españoles, o cuando le entregó la alcaldía de Pamplona? Cierto es que en Bildu hay gentes que se opusieron tardíamente al terrorismo de ETA, pero también que está repleto de otras que sí formaron parte de la banda y que no se arrepienten en absoluto de los crímenes cometidos (por cierto, aún quedan más de 300 sin resolver).

Como era más que previsible, Frankenstein se ha revelado contra Sánchez. Además, los partidos independentistas se están merendando a la izquierda no nacionalista y Yolanda Díaz se está convirtiendo en un ser patético que no va más allá de soltar frases de autoayuda populista. Este está siendo, por ahora, el resultado de la gran revolución plurinacional.

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