Incendios provocados

Vemos a delincuentes condenados y a investigados políticos, pero raramente a un pirómano en un juicio

Cada vez que lamentamos un incendio de proporciones gigantescas, como el de Moguer, se recuerdan perogrulladas para difuminar responsabilidades. Recientemente, cuando los catastróficos incendios de Portugal, se publicó que la culpa había sido de un rayo. Después se recordó la nefasta gestión de siniestros en ese país vecino, donde gobierna un contubernio auspiciado por los socialistas portugueses, que es la envidia de Pedro Sánchez. Siempre hubo fuegos a lo bestia en Portugal, también cuando gobernaba el centro derecha. Y es sabido que muchos de los siniestros lusitanos (y de los hispanos) tienen fines económicos. Lo cual no evita que se les pueda ir la mano en ocasiones.

Ahora ha llegado el fuego a las puertas naturales de Doñana. Ese detalle es importante, pero no es el único que lo convierte en muy grave. También ha afectado de lleno al turismo en Mazagón y Matalascañas. Fueron evacuadas más de 2.000 personas y quedaron aisladas (con carreteras cortadas) más de 50.000, en un núcleo turístico de los más importantes de Andalucía. No es sólo Doñana. Y, para mayor fastidio, contres focos en el origen del fuego. Por otra parte, el calor y el viento, en días de alertas naranjas y amarillas, son agravantes naturales con los que se debe contar.

Se suele recordar que los incendios causados por la mano del hombre pueden ser fortuitos o voluntarios. Los casuales son originados por insensatos o por imprudentes, que no se saben manejar en ciertos entornos rurales. Más graves son los forzados, que están provocados con deliberación; y perpetrados por pirómanos, o por individuos con intereses especulativos.

En televisión vemos a una fauna variada de delincuentes condenados y a investigados políticos, pero raramente aparece un pirómano en un juicio, aunque haya causado muertes. En cuanto a los intereses especulativos, sólo se insinúan. Son como una consecuencia que no se demuestra. Tanto los pirómanos como los intereses especulativos están tratados con mucho alivio en nuestra legislación. Las penas no son proporcionales al mal originado.

¿Alguien oyó a los políticos hablar de un pacto de Estado contra los incendios forestales? Susana Díaz negó ayer cualquier cambio de uso en las zonas afectadas. No obstante, estos incendios quedan excluidos hasta del debate político. Así han creado unas condiciones adecuadas (legales y sociales) para que esos delincuentes se arriesguen porque se sienten casi impunes.

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