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El proyecto de Ley de Protección de Datos del Gobierno, que busca adaptar la legislación española al nuevo reglamento europeo que empezará aplicarse, el 25 de mayo, ha pasado ya su primer examen en el Congreso. Entre las principales novedades de esta norma, que ahora iniciará la fase de enmiendas, se encuentra rebajar la edad de los menores, de 14 a 13 años, para no ser necesario el consentimiento de los padres en el tratamiento de datos en Internet. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, en su defensa del texto, ha justificado esta bajada en la importancia de igualar este punto con el resto de los estados europeos, ya que permitirá, por ejemplo, que un menor español que se crea una cuenta de Facebook durante una estancia veraniega en otro país, pueda mantenerla en su regreso a España. Ante tan sorprendente argumento, no estaría mal explicar al conjunto de la sociedad que la nueva normativa europea establece esta edad en los 16 años, dejando total libertad a los países miembros para variarla, aunque poniendo como límite los 13 años. Esto quiere decir que nuestro país se plantea rebajarla al mínimo establecido. No hay espacio en este diario para recoger los innumerables estudios que vienen alertando desde hace mucho tiempo sobre el mal uso que están haciendo los menores de las nuevas tecnologías por no saber gestionar su privacidad. No hay día en el que no nos llevemos las manos a la cabeza al escuchar noticias sobre pornografía infantil en la Red, la extorsión sexual bajo perfiles falsos o estafas de todo tipo por la aportación de datos personales de la forma más inocente por parte de los menores. Los nativos digitales lo comparten todo, no saben vivir de otra manera. Y los ciberdelincuentes los saben y, por eso, están al acecho. El nuevo reglamento europeo tiene precisamente entre sus principales objetivos proteger su privacidad. Y ya que se da este gran paso no caigamos en el error de bajar la edad sin haberles dado antes la tan necesaria educación digital. Vayamos por pasos, siendo la prioridad ayudar a los padres y a los educadores en una labor de formación que afecta al conjunto de la sociedad.

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