Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1979: Choquet, Esteban Viaña, Manolo Benítez, Falconetti y Nadiuska
EN muchas ocasiones considero que no valoramos lo que tenemos al lado y, por el contrario, se nos cae la baba con lo foráneo. Ayer, viendo el Cortijo de Vicos, pensé que no somos conscientes del inmenso trabajo que allí se desarrolla y que nos lleva, además, por el mundo. La proyección de dicho trabajo ha permitido la mejora de la cabaña nacional, ha servido para que los caballos jerezanos de pura raza paseen sus hechuras por casi todo el planeta de la mano de la Real Escuela, que algunos de ellos hayan destacado en disciplinas deportivas, que formen parte de los servicios de patrulla del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil o que, incluso, tengan presencia en la escolta a caballo del Rey Felipe VI. Buena parte de ese trabajo se desarrolla en las praderas del Cortijo de Vicos, esa zona donde el terreno llamado Jerez está a punto de empezar a llamarse Jédula. La crisis ha hecho daño, mucho daño, pero los objetivos se han cumplido. Con mucho sacrificio, claro.
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