...mayo marcea. El sabio refranero español ya tenía previsto esta contingencia, un mes de mayo lluvioso como en las primaveras antiguas. La situación pues, no es novedosa, quizás el confinamiento en nuestras casas nos hace ser muy sensibles a los fenómenos meteorológicos, y al mismo tiempo nos conforma por nuestra obligada reclusión. Alguien apunta que puesto que la contaminación en la tierra ha bajado, la naturaleza vuelve a una época primigenia en la que las primaveras eran todas así. O tal vez nuestro planeta nos regale este espectáculo grandioso y maravilloso para regocijo de nuestros sentidos.

También hay un refrán que reza "nunca llueve a gusto de todos", y es cierto. En nuestra campiña algunos cultivos saldrán perjudicados y otros beneficiados, pero en general estas aguas son oro para el agro. No olvidemos que en los mentideros rurales el término sequía ya se pronunciaba a principios de marzo.

Pero desde luego los ganaderos si deben de estar radiantes. Para ellos el agua del mes actual salva el año. Me puedo imaginar los prados salvajes de los alrededores de Alcalá de los Gazules o los de La Janda, las dos comarcas ganaderas clásicas de nuestra provincia, rebosantes de hierba y flores y las vacas retintas con pasto hasta la barriga. Recuerdo los años buenos de agua a finales de mayo, cuando se anillan las cigüeñas, que había que tener prudencia en los altos herbazales para no tener encuentros inesperados con ganado vacuno, sobre todo si este era de lidia.

Claro que algunos jerezanos amantes de la Feria de Jerez nos consolamos pensando que así recluidos no lloramos tanto con nuestra feria pasada por agua. Circulan fotos del real más parecido a la laguna de Medina que al González Hontoria. Y además en vez del tradicional polvo en los zapatos llegaríamos a casa con barro de albero hasta los tobillos.

Hoy sería el último día de Feria. Hay tiempo todavía para brindar y para que guardemos las ganas para el año que viene. Y con salud, por supuesto.