VIDAS PERRAS

Fátima G0Nzález*

El querido Lucas

Uno de los veteranos de la protectora, encontró por fin, después de 12 años, un hogar donde es feliz

21 de diciembre 2015 - 01:00

Lucas era uno de los perros más simbólicos y queridos de 'No Me Abandones'. Y también uno de los grandes olvidados. Adorado por todos los voluntarios, en los 12 años que lleva en la protectora, nunca nadie se había fijado en él ni le había dado una oportunidad. Quizás fuese porque es un cruce y mucha gente hoy en día lo que mira a la hora de adquirir un perro es una raza y una estética en concreto, sin ser conscientes de la cantidad de animales que hay en protectoras, a la espera de que una familia se fije en ellos y los lleven a casa. También podría ser porque cuando veía a alguien que no conoce, a causa de su timidez se escondía y la gente se lo tomaba como falta de interés y no se molestaba en conocerlo. Incluso habrá quien piense que era demasiado viejo. Sin saber que no hay mayor satisfacción que darle una oportunidad a un animal sin hogar y, con más razón aún, a un perro adulto, que con todos los prejuicios que se tienen hoy día a la hora de tener mascotas, suele tener muchísimas menos oportunidades para encontrar a alguien que lo quiera adoptar.

Llegó a nosotros en los primeros días de septiembre del año 2002, siendo un cachorro de apenas 6 meses. Un vecino de la protectora se puso en contacto con nosotros y como en ese momento teníamos un hueco, lo acogimos. Venía en muy malas condiciones, tanto físicas como anímicas, y lo primero que hicimos fue llevarle al veterinario para que le hiciesen una revisión general, como hacemos con todos los perros que llegan por primera vez a 'No Me Abandones'. Y afortunadamente no tenía nada serio, salvo un poco de anemia y delgadez. Hoy día además de los típicos achaques de la edad, como es, por ejemplo, el ser más sensible a los cambios de temperatura (calor-frío), lo único que tiene es espondilitis, que puede mejorar con tratamiento de infiltraciones.

Hace pocos meses estuvo en una casa de acogida unos días; aprovechando que lo sedaban para hacerle una limpieza dental se castró. La señora que lo tuvo, a la que le estaremos profundamente agradecidos, nos contaba de él que no se le escuchaba, que en una casa es un perro muy tranquilo, que no molesta y sólo da compañía y cariño. Durante estos días convivió con un gato y con otro perro, con los que no tuvo absolutamente ningún problema.

Yo llegué a la protectora hace 9 años y ya estaba allí. Me enamoré de él desde el primer momento, a pesar de que tardó cerca de dos años en acercarse a mí. Aún tenía mucho miedo y desconfianza, a mí se me partía el corazón de verlo así. Pobrecito mío, a saber qué habías pasado hasta entonces, la mala vida y posible maltrato que te habían dado. Claro está que nunca habías recibido cariño ni te habían demostrado que el ser humano puede ser bueno. Y de ahí tu miedo a acercarte a la gente que no conoces y que previamente no te ha demostrado que no te va hacer daño.

Con el tiempo, ha ido perdiendo parte de esta mezcla de temor y timidez. Gracias al trato que le hemos dado todos los voluntarios, se ha ido transformando en un perro feliz y más confiado. Creemos que, afortunadamente, durante todos estos años, hemos conseguido que vaya dejando atrás todos estos malos recuerdos para transformarse en el Lucas que es hoy: un perro sociable con otros perros y con las personas, aunque al principio sea algo desconfiado.

A lo largo de todos estos años, Lucas ha tenido varias compañeras a las que han ido adoptando. Primero fue Puri (ahora Rubi), una podenquita; después estuvo con Sandra, luego Zori, ambas galguitas, y ahora tiene como compañera a Cleo. Creemos que de alguna manera él se debe sentir inseguro y preguntarse: ¿Por qué no yo esta vez? ¿Qué estoy haciendo mal? Queremos pensar que él es feliz con sus compañeros perrunos y nosotros los voluntarios. Pero, por cómo es, considerábamos que necesitaba más. Que ya era hora porque llevaba 13 años esperando.

Era uno de los abuelitos de la protectora, uno de los perros más viejitos que teníamos. Con sus añitos, nunca nadie le había dado una oportunidad. Es un perro bueno, profundamente bueno, noble, cariñoso, obediente y algo miedoso. Es imposible decir algo malo de él. Necesitaba una casa donde le tuviesen paciencia hasta que él se acostumbrase y venciese su miedo. Un hogar tranquilo en el cual lo quisieran y lo mimasen tanto como se merecía.

Y hace poco más de un mes su sueño, y el de todos los voluntarios que lo conocemos, se hizo realidad. Un ángel llamado Nieves lo adoptó y decidió darle la oportunidad que tantos años había pasado esperando. ¡Va a ser que algunos sueños sí que se hacen realidad!

Como Lucas, nuestro querido abuelito, tenemos muchos otros perros mayores que esperan que alguien se fije en ellos. Por favor, ayúdanos a darles la oportunidad de sus vidas. Ellos también se lo merecen. Ayúdalos a que conozcan el calor de un hogar y la mejor cara del ser humano.

Si te interesa ponte en contacto con nosotros en los números de teléfono que aparecen a continuación: 606921467/ 628266187/ 675485992

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