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La leyenda del Boeing 747, Juan Garriga...

  • El que fuera subcampeón de 250 en 1988 se suma al reencuentro de 'viejas glorias' como Ángel Nieto, Jorge Martínez 'Aspar', Carlos Cardús, Spencer, Gardner o Schwantz, que se dan cita en la capital mundial de la moto

Garriga, en el Gran Premio jerezano de 1992 con la Yamaha YZR teñida de rojo.

Garriga, en el Gran Premio jerezano de 1992 con la Yamaha YZR teñida de rojo.

COMO en cualquier otra faceta de la vida, las leyendas de la moto también se forjan con sangre, sudor y lágrimas. Porque de los éxitos tendemos a quedarnos sólo con imágenes de alegría, olvidando a veces que, para que alguien se lleve toda la fama, también debe haber otros que se la disputen. De ello podrían dar buena cuenta las figuras que este fin de semana se reunirán en la 'Race of the legends' de Jerez y, muy especialmente, el piloto español Juan Garriga, todo un mito de las dos ruedas, que podría partirnos el corazón con el relato de su intensa vida.

Nacido hace 52 años en la localidad barcelonesa de Vallvidrera, su apellido ocupa un lugar destacado en la historia deportiva de nuestro país. Su encarnizado duelo con Sito Pons por el título mundial de 250cc a finales de los ochenta disparó las audiencias televisivas y elevó la pasión por el motociclismo hasta cotas jamás soñadas. Garriga tuvo que conformarse con el subcampeonato, pero su aportación al motociclismo fue auténtico oro puro.

Muchos lo apodaban 'comecocos', por su forma de ganar carreras devorando pilotos y por la mascota que lucía en su casco. Pero el histórico 'speaker' de Jerez, Baldomero Torres, lo 'bautizó' con más precisión, al definirlo como el 'Boeing 747 Juan Garriga'. Era como un gran avión, rápido, llamativo, casi supersónico. Sin lugar a dudas, no pasaba desapercibido, aunque en sus comienzos tuvo que trabajar de botones en La Caixa para comprarse su primera moto de competición. Se trataba de la Bultaco Metralla 250, con la que irrumpió en el Criterium con sólo 16 años, falsificando, eso sí, la firma de su padre en la licencia federativa.

Con esa montura, Juan Garriga logró la primera victoria de su carrera deportiva en Algemesí (Valencia), pero lo descalificaron por levantar los brazos al cruzar la meta. En el fondo y en la forma, el barcelonés era un hombre orquesta, pues hacia las funciones de mecánico, conductor de furgoneta y piloto polivalente en todas las cilindradas. Así alcanzó el subcampeonato Senior de 250 en 1983 y el título nacional de la misma especialidad al año siguiente, triunfando también en las famosas 24 Horas de Montjuic de 1984 y 1985.

Su primera temporada en el Mundial fue la de 1985, a los mandos de una JJ Cobas-Rotax de 250cc, que deslumbró a pilotos de la élite y que, según él, "corría más que las Yamaha que llevé después". En 1986, Cagiva lo llevó a 500cc, pero no obtuvo los resultados esperados; la moto no estaba por la labor de permitirle brillar, por lo que al año siguiente regresó a la categoría del cuarto de litro. En 1987 se disputó el primer Gran Premio de España en Jerez, todo un acontecimiento en el que Garriga subió al tercer peldaño del podio con la Yamaha YZR 250, pintada con los inconfundibles colores de Ducados. Ese año acabó el Mundial decimoprimero y en 1988 llegaría su oportunidad de luchar por el título.

Peleó por ser campeón hasta el final, dividiendo a las dos Españas, los que le seguían a él y los que estaban con Pons. Juan era más impulsivo, lo arriesgaba todo, mientras que Sito era cerebro en estado puro. Ambos ofrecieron carreras memorables en ese 1988, como la que deparó aquella apoteósica victoria de Garriga en Jerez, la primera de su trayectoria deportiva. Pero el circuito brasileño de Goiania dictó sentencia encumbrando a Pons.

Tras un año 1989 pésimo en 250cc, Garriga daba el salto a la cilindrada reina en 1990 con Yamaha, algo también hacía su eterno rival Sito Pons con Honda. Pero la experiencia, que duró tres años, tan sólo le reportó el podio de 1992 en Inglaterra. A partir de ahí, el agresivo piloto barcelonés comenzó la carrera más dura, traumática y autodestructiva que jamás hubiera imaginado. Tras un fugaz paso por Superbikes, se retiró en 1993, entrando en el lado más oscuro y salvaje de la vida.

Las drogas, su nave industrial y negocio incendiados, problemas judiciales, infartos, desahucios… La existencia también puede ser como una carrera macabra. Pero la leyenda del Boeing 747, Juan Garriga, vuelve este fin de semana a Jerez para confirmar que aún no ha caído la bandera a cuadros. Hay que demostrarle que no corre solo…

(* ) Jesús Benítez es periodista y escritor. Fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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