La resaca del g-20 Debate sobre el alcance de las recetas contra el desplome económico

¿Qué refundación?

  • Ni nuevo capitalismo ni punto de inflexión ante la crisis: distintos expertos enumeran los logros y olvidos de la élite económica mundial tras la cumbre de Londres

El mecanismo de una cumbre es machacón: boato, fotos de familia, gran despliegue mediático y promesas firmadas en el aire. El G-20 no es una excepción por voluntaristas que sean los líderes contemporáneos ante la recesión. Si Washington fue un esbozo, Londres ha parecido, a lo sumo, un guión inacabado. Se han perfilado intenciones, sí, pero nadie en su sano juicio asume la idea de que se haya producido el punto de inflexión cándidamente pronosticado por José Luis Rodríguez Zapatero.

Rogelio Velasco, catedrático de Análisis Económico, alaba los remedios recetados al sistema bancario pero señala una enorme laguna. "La demanda agregada [el gasto familiar y empresarial] se ha desplomado, y por eso EEUU quería incrementar el gasto público sobre todo en los países emergentes para que se produjera un trasvase de ahorro a los países occidentales en términos de gasto público y privado. No lo ha logrado", reflexiona.

Tampoco da la sensación de que el billón de dólares anunciado, la musculación del FMI o la creación de una superagencia supervisora arranquen optimismos inquebrantables. "¿Qué pasa después? Una vez que se consiga la normalización del crédito y mejore previsiblemente el sector exterior [en España], quedan importantes asuntos internos que resolver. La economía doméstica necesita reasignar sus factores entre sectores productivos, reajustar su gasto interno, aminorar su endeudamiento exterior y afrontar sin dilación las reformas pendientes en varios de sus mercados más relevantes, que adolecen de falta de flexibilidad y competitividad y restringen la capacidad de crecimiento a largo plazo de la producción, la renta y el bienestar", opina Francisco Villalba, consejero delegado de Analistas Económicos de Andalucía.

"Valoro que se pretenda dar una respuesta global a un problema global, condición necesaria para normalizar el sector financiero. Por otro lado, se ponen las primeras piedras de un marco normativo a escala internacional, con avances en un sistema de alertas tempranas, vigilancia del riesgo crediticio, regulación de agencias de rating y hedge funds y provisiones dinámicas a largo ciclo", apunta Diego Martínez, director del Servicio de Estudios de Cajasol. "En cualquier caso -matiza-, es excesivo hablar de refundación del capitalismo. La conjura contra el proteccionismo y la corrección de los importantes desequilibrios comerciales a nivel mundial no ha sido todo lo explícita que debiera. Tampoco los estímulos fiscales han quedado del todo claros. Me preocupa el coste presupuestario que todas estas medidas pueden tener sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, que podrían afectar muy negativamente cuando se inicie la recuperación".

Lo mejor y lo mejorable, preludia Joaquín Aurioles antes de meterse en harina. "Lo más evidente es el triunfo de la prudencia y las reformas preventivas. Destacan los instrumentos concebidos para ayudar a países pobres. En sentido contrario, los países fuertes admiten la necesidad de introducir reformas e incluso se someten a la disciplina que se intenta imponer a través de las instituciones multilaterales reforzadas. La parte mejorable del acuerdo es la debilidad de la conexión entre los problemas fiscales y monetarios de los países centrales para frenar el deterioro, a cuyas consecuencias son permeables los países vecinos. Se echan en falta planes de coordinación fiscal y monetaria".

El presidente de la CEA, Santiago Herrero, opta por mirar al futuro sin cuestionar la eficacia de los pactos adoptados. "Es prioritario solucionar el problema de la confianza y la liquidez para que el sector financiero nacional vuelva a dar créditos". Y Francisco Vázquez, secretario de Organización de UGT-A, se inclina por la filosofía: "El billón pactado está muy bien, pero el resto son recomendaciones. Tendría que haber un debate más profundo. Queremos un capitalismo revisado, con la economía al servicio del pueblo y no del capital. ¿Refundación? Esto ha sido un parcheo puntual".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios