Toros | Feria del Caballo 2023

Triunfan Morante y ‘Barbecho’

Morante, en un momento de la faena.

Morante, en un momento de la faena. / Manuel Aranda

LO que son las cosas, vino a cuento en la corrida concurso, segunda de abono de Feria del Caballo, aquel lugar común que dice que las cosas se componen pero el toro las descompone. El triunfo en la concurso llegó de la mano de Morante con un toro fuera de concurso, el cuarto de la suelta sobrero de otro de Juan Pedro Domecq, mientras el astado más destacado y que a la postre premió el jurado, no tuvo suerte y le tocó al torero que contando con el mejor lote de la tarde, que fue un Castella que, sin perder de vista que hizo sus cosas buenas, estuvo bastante espeso ayer en la plaza de Jerez.

Para colmo nos llevamos el susto con un esforzado Pablo Aguado que se empeñó en sacar partido del manso cierra plaza, que se defendía con sus buenos arreones, hasta que alcanzó al torero, por suerte sin más consecuencias que las que ha de sufrir la costurera.

Por orden de lidia en este largo festejo de tres horas, abrió plaza quien sería después el salvador de la tarde, Morante de la Puebla, con un toro de Santiago Domecq que si bien hizo cosas buenas y fue noble y cumplió, no termino de romper con entrega en la muleta que Morante le ofrecía. Fue una de esas faenas muy en corto que hacen que cuando no pasa nada uno piense que a lo mejor dando espacios, de tiempo y lugar, podría haber pasado otro cosas. Sabe Dios.

El torero plantó cara con un ameno inicio de faena de ayudados, molinete, kikirikí todo por la izquierda, que presagiaba algo grande que no terminó de llegar. Morante daba lecciones al toro que el animal no seguía, más propicio a otras faenas más bullidoras para ceder las orejas.

Pero lo bueno llegó con el quinto, fuera de concurso. Paró al inválido titular con faroles en tablas y tras las protestas del público y los dos puyazos, sonó el toque de toro al corral.

El sobrero, del mismo hierro, ya no entraba en el concurso y aunque cortete y muy lejos de ser un guaperas, propicio que Morante abriera el tarrito de los duendes, como se decía en otros tiempos de otros ídolos cameros.

El Juan Pedro, aunque se dolió en varas y el buscó las vueltas al caballo, tuvo nobleza y entrega en el tercio de muerte sobre todo para el lado derecho. Ahí se encontró la muleta tersa y templadísima de Morante tras abrir faena con ayudados rodilla en tierra.

La serie en redondo fue de clamor, con un temple mucho más visible con la alegría que el toro acudía al cite. Esa embestida se ralentizaba en la muleta del de La Puebla, que dio un recital toreando con la diestra. Al natural redondeó la faena queriendo mucho y empujando. Hubo una trinchera de clamor y las palmas por bulerías sonaron antes de la estocada sin puntilla. Una oreja de peso, como debe ser.

Castella tuvo un primero de Núñez que no podía esconder su encaste y que tuvo mucha clase. Tomó sus tres puyazos y recargó pero era un toro para formar el lío pronto, y Castella dio la impresión de que no se acopló en una labor de inconexo planteamiento, nudo y desenlace, que terminó con el toro rajado.

Con el quinto, el mejor de la suelta y por fin premiado, ya quería cambiarlo con dos puyazos y tomó cuatro para deleite del público. El animalito se tragó varios centenares de pases, si se me permite la exageración. Un toro bravo, pronto y alegre que por fin se desengañó de la espesa labor del torero, para buscar las tablas. Otra pena. Un lote que te hace soñar que hubiera pasado en otras manos. Enhorabuena a El Torero por el 49 “Barbecho”.

PabloAguado se enfrento a un primer toro de Bohórquez que si bien acudió a los tres puyazos, se fue del caballo tras los tres encuentros y luego resultó quedado para la faena de muleta. Pablo Aguado se empeñó en la faena de muleta atacando u toro sin entrega, a ratos soso y tardeando :Hubo poco premio artístico aunque el público de Jerez apreció esa voluntariosa porfía que dejó pasajes de innegable torería con el murubeño.

Voluntad que pudo costarle cara con el sexto, un toro manso de Álvaro Núñez que huyó del caballo y en la muleta de Aguado, otra vez dispuesto a sacar partido como fuera. Lo consiguió pagando el tributo de una fea voltereta en uno de los arreones del manso que no pudo esquivar y con la dificultad de matar al toro pasado de faena que escondía la cara entre las manos ante un Pablo Aguado, dolorido y heroico. Mañana más.

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