Feria de Jerez

'Welcome' a la Feria del reservado

  • El Real del González Hontoria presentaba ayer a mediodía un lleno hasta la bandera, tanto que resultó una misión bastante complicada encontrar mesa en una caseta

Ya lo decían muchos, pero pocos querían creerlos cuando les advertían de que acercarse el día 1 de mayo al Real del González Hontoria iba a ser una auténtica locura. ¿Locura? Eso se quedó corto para que lo que se veía nada más poner un pie en el albero a mediodía para intentar disfrutar de una copa de fino en alguna de las más de doscientas casetas con las que cuenta la Feria del Caballo. Lo de entrar y sentarse a comer en alguna de ellas era ayer una misión casi imposible, sólo apta para unos pocos privilegiados y eso pese a llevar el monedero lleno tras cobrar a primero de mes. Lo del día festivo en Feria ha sido un triunfo para los caseteros y todos aquellos con negocio de hostelería en las inmediaciones del Real, pero es una auténtica faena, y no de las taurinas, para los jerezanitos de a pie que ayer miraban con cierta pena y envidia como las mesas reservadas en las casetas los dejaban compuestos y sin almuerzo, pese a las ganas inmensas de degustar unas buenas viandas en compañía de sus familiares.

Otros habían sido más listos y antes habían mandado rastreadores, como los indios del Far West, para ir viendo cómo iba el percal e ir tomando posiciones. Precavidos, fueron los que triunfaron ayer llevándose dos orejas y rabo. "¿Nos podemos sentar ahí? No, está reservado. Esperamos a dieciséis personas". Esa conversación entre amante de la Feria y camarero se repitió ayer cientos de veces, tantas que a base de chocarse con la misma puerta cerrada, hubo quien pegó el portazo definitivo y se marchó a su casa. Pero, vamos, no hay por qué preocuparse porque había personal para dar y regalar en el Real. Tanto como para llenar otra Feria más y sin ningún problema. Ni mucho menos.

Otros conquistaron bien temprano el Real para tomar un tentempié. Lo malo es que luego se empalma una copa tras otra y un plato y otro plato y te dan las cuatro de la tarde. Y se está tan bien a la sombra en una caseta un jueves de Feria y más de fiesta. Y una vez dentro, el tiempo puede pasar despacio.

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