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José Quevedo 'Bolita'. Guitarrista

"Hemos vuelto al mecenazgo, pero en el mercado discográfico"

  • El artista asegura que "en estos 20 o 30 últimos años, lo que más ha avanzado es la guitarra"

En cuestión de meses, José Quevedo ‘Bolita’ ha multiplicado su cotización artística. Sus ansias por aprender y sus inquietudes personales le han instalado en la cúspide del mundo de la producción musical pues después de sacar jugo a Marina Heredia y Argentina, el mismísimo Poveda ya ha llamado a su puerta para grabar su nuevo disco. Al Festival, no obstante, llega con otro de sus frentes abiertos, Ultra High Flamenco, con la que ha grabado su segundo disco, Bipolar, que estrenará esta tarde en la Sala Paúl.  

—Que a uno le llame Miguel Poveda es como si le llama el Real Madrid, ¿no?

—(Risas) Sí, ahora mismo me siento Mourinho (risas). Si confían en mí quiere decir que las cosas las he hecho bien, si no, no me llamarían, a no ser que fuese el único productor que hubiese en el mundo.

—¿Y no es una responsabilidad grabar con el número uno?

—Hombre, siempre me tomo las cosas con responsabilidad, aunque en este caso más aún porque sabes que Miguel Poveda va a estar en el punto de mira. Dirigir la grabación va a ser importante, pero tampoco quiero utilizar eso en mi contra, quiero que la presión fluya a mi favor, porque además, creo que con Miguel las cosas van a ser muy fáciles. Sé que es un artista muy exigente, pero va a ser fácil porque es una persona que lo tiene muy claro y domina el abanico de los cantes. Él tiene poco que demostrar, creo que más que demostrar lo que tiene que hacer es mostrar, porque con 38 años, fíjate lo que ha hecho ya y lo que tiene todavía que hacer.

—Dicen que usted es más exigente aún cuando se trata de producir?

—A mí me gusta hacer las cosas bien, y sí que es verdad que algunos artistas me temen cuando van a grabar. Quizás me pongo un poquito jartible, pero al final, cuando le muestras el resultado, todos acaban contentos. Soy de los que pienso que la música debe ser una diversión, y cuando las cosas en el estudio funcionan bien, con alegría y complicidad, todo funciona.

—¿Y de dónde le ha venido esa afición por el estudio?

—Ha sido una cadena. Me compro un portátil, empiezo a juntarme con amigos que utilizaban el sistema que todos usan, Pro Tool, empiezo a aprender, a mirar, a robar de vista, como se suele decir, y así ha sido todo. Como uno además trabaja con buenos músicos y buenos técnicos, al final aprendes de ellos, aunque es cierto que también tienes que ponerle interés. Luego, hay que tener un poco de psicología guerrillera, como digo yo, porque a lo mejor tienes una idea, el que va a grabar tiene otra y debes tener la habilidad de encontrar en un punto intermedio.

—¿Es rentable hoy grabar un CD?

—Ahora está volviendo la época del Renacimiento, la del mecenazgo, de cuando llegaban los Medicis y le decían a Miguel Ángel, ‘oye, hazme una estatua’ y Miguel Ángel, que no tenía ni para comer aceitunas, la hacía. Ese tipo de señores, los que tienen claro que el arte no puede pararse, están volviendo ahora. Son los mecenas actuales y están apoyando a los artistas en el mercado discográfico. Miguel (Poveda) es uno de ellos con su sello Carta Blanca, Diego El Cigala con Cigala Music, es otro, y bueno, afortunadamente ellos están permitiendo que los artistas noveles puedan presentar sus trabajos.

—Bueno, acaba de terminar su segundo disco con Ultra High Flamenco, ¿qué tal ha ido todo?

—Bien, lo que pasa es que lo hemos grabado en directo durante cuatro días y sin parar en los estudios CATA de Madrid y psicológicamente quema. Poner a cuatro músicos de acuerdo no es fácil.

—¿Hay diferencia con el primero?

—La primera diferencia es que ya no está Ángel Sánchez ‘Cepillo’, ahora somos un cuarteto consolidado. Musicalmente el disco está más elaborado puesto que han sido composiciones pensadas desde el principio a excepción de un tema que se llama La Baratita, que es una rumba mía, que quería utilizar para mi disco pero que la insistencia de los miembros del grupo han hecho que la incluya en este trabajo.

—Parece de que UHF es su vía de escape para experimentar....

—Puede ser, porque puedo utilizarla para arriesgar más y tirarme a la piscina con otros elementos, es decir, usar otras ideas rítmicas u otras ideas armónicas, que sería lo que identificaría más a la guitarra solista. De todas maneras, la idea es funcionar como grupo.  No se trata de que sea José Quevedo y UHF, todo lo contrario, se trata de ser un conjunto, de que haya una sonoridad grupal, que sonemos como banda.

—Y de su disco en solitario, ¿ya ha abandonado la idea?

—No la he abandonado, lo que pasa es que las cosas que me han ido pasando en la vida, musicalmente hablando, han sido colaterales. Ha ocurrido una cosa y porque esa cosa ha ocurrido de repente, me ocurría otra y así sucesivamente. Mi disco lo grabaré, pero a su tiempo.

—Decía Pansequito que por qué no se bajaban los políticos el sueldo en vez de bajar el caché a los artistas...

—Esto es un mal endémico que persigue al flamenco. Es cierto que el negocio del flamenco de antes no tiene nada que ver con el de ahora. Ahora, por ejemplo, hay 20.000 euros para un espectáculo, pero cuando llega al artista ya se han perdido ocho o diez mil euros. ¿Por qué? Porque las instituciones tienen gastos, porque el mánager contacta a su vez con el mánager del artista y tiene su porcentaje, o sea, que hay una cadena en la que empiezan a meter la tijera. Luego también la crisis porque si tú no tienes para llenar la nevera, ¿vas a ir a verme a mí tocar?

—Y del Patrimonio, ¿qué me dice?

—Yo no he visto todavía dónde está el Patrimonio porque las cosas siguen igual o en muchos casos están peor. Como sigamos así me voy a tener que ir a trabajar con mi padre.

—¿Cómo ha visto la evolución del Festival de Jerez?

—Por supuesto. Para mí está en paralelo con la Bienal aún cuando la Bienal maneja un presupuesto mayor que el nuestro. A mí me hizo gracia cuando en la presentación del Festival dijo el Consejero de Cultura que habían dado para este año 120.000 euros, que fue el presupuesto que tuvo el concierto inaugural de la Bienal de Flamenco. Con eso no hay que decir más nada. Las instituciones dicen que recortan pero lo hacen dónde quiere y cuándo quieren. Jerez siempre ha sido el garbanzo negro cuando debería ser el de platino por el arte que hay aquí y por la cantidad de artistas que ha dado la tierra. Por esa parte todavía hay mucho más que hacer.

—¿La guitarra ha cambiado tanto?

—En estos 20 o 30 últimos años, lo que más ha avanzado, y a años luz, es la guitarra. El guitarrista tiene que saber de cante y baile. No es cuestión de saber por dónde van los tiros, sino que debes conocerlo a fondo. Ya lo dijo Paco, el guitarrista es el más intelectual de los flamencos porque es el que piensa y es realidad. Ahora hay mucho más cantaores que son aficionados a la guitarra, como la Tremendita, Lagos, Camarón o Terremoto, que en paz descansen. Eso dice mucho de un artista.

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