Emoción y reflexión van de la mano. Barenboim lo tiene claro y así lo demuestra en su ingente obra musical, que tiene personalidad propia. "Es un artista con una idea muy clara de para qué es la música y qué es la interpretación musical. Él entiende que la música puede ser un entretenimiento, pero que sólo adquiere su verdadera dimensión si añades un plus: convertir la música en un instrumento de reflexión que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y conocer mejor la relación con los demás seres humanos y nuestro papel en la sociedad", explica el historiador y crítico musical jerezano Fernando López Vargas-Machuca, que acaba de publicar 'I. El maestro sinfónico. Los mejores discos de Daniel Barenboim' (Tierra de Nadie). Primer libro monográfico sobre su figura publicado en Europa. 

La obra se presentará en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, el 1 de abril, a las 18,30 horas; y en Jerez, el 11 de abril, en la Academia San Dionisio, a las 19,30 horas, con la presencia además junto al autor del músico Ángel Hortas y del crítico musical Jesús Trujillo Sevilla. 

"Como entusiasta que soy de este artista desde hace muchísimos años, desde principios de los 90, quería transmitir mi admiración ante una persona que grabó su primer disco con 13 años, en 1955. Y que, entre vídeos y audios, ha grabado seguramente más que ningún otro artista clásico de toda la historia. Creo que todavía además no ha sido lo suficientemente admirado", apunta López. "Escribir este libro es una manera de reivindicar su figura y de ayudar a aquellas personas que quieran acercarse a Berenboim a saber por dónde empezar. Porque hoy, en la era del streaming, tenemos la discografía de cualquier artista a nuestra disposición". 

La música como actividad filosófica. "De tal manera, que cuando realizamos una audición estamos viviendo una experiencia que nos puede y nos debe emocionar y que, a su vez, nos haga reflexionar. Así, al mismo tiempo, el intérprete musical, sea pianista o director, y en este caso Barenboim es las dos cosas, tiene como misión no quedarse en la superficie de las notas sino bucear en esos elementos filosóficos que nos permitan al mismo tiempo emocionarnos y reflexionar sobre ello". 

Una guía, alejada de tecnicismos, apta para todos los públicos, si necesidad de conocimientos musicales previos, que permite sumergirse en el universo Barenboim con todo lujo de detalles. Sólo hace falta interés por la música y la reflexión. La obra cuenta además con prólogo de Pedro González Mira, redactor jefe de la revista musical Ritmo, publicación que ha desempaño un gran papel en la reivindicación de la figura de Barenboim.

En la primera parte del libro, el autor bucea en cuáles son las claves interpretativas, las maneras en las que Barenboim aborda la música y por qué adopta esta actitud estética y ética. Algo que López inserta en el contexto del músico de otros artistas que hacen lo mismo o cosas diferentes y ver en qué se parece o se diferencia de ellos. Asimismo, realiza una reflexión sobre la manera en que la crítica musical ha tratado a Barenboim, a veces de una manera visceral, tanto a favor como en contra.

En la segunda parte, Vargas-Machuca comenta un total de 93 discos, vídeos y cajas de discos. "Me parecen especialmente significativas por la calidad de las grabaciones y por lo que nos dicen sobre la manera de trabajar de Barenboim".  Asimismo, cuenta con un buen número de referencias de filmaciones en streaming.

El libro tendrá un segundo volumen que verá la luz en 2025 y que estará dedicado a su actividad como director de ópera y como pianista. "En este sentido, he querido corregir una mala percepción de Barenboim que todavía mucha gente tiene y es que se le considera a veces un pianista que dirige la orquesta o, peor aún, como un pianista metido a director de orquesta. Aquí creo demostrar con datos claros que Barenboim empieza desde fechas muy tempranas a dirigir la orquesta, que tiene un pensamiento orquestal cuando toca el piano y que a principios de los 70, cuando era un veinteañero, tenía más repertorio como director de orquesta que como pianista, del tal manera que he querido acabar con ese tópico y verlo como un músico integral". 

Hay que destacar que esta obra tiene una gran relación con el mudéjar, arte en el que está especializado López. "Hay un capítulo final en el que salen unas notas que escribí para un concierto de Barenboim en la Mezquita de Córdoba. Una reflexión sobre el diálogo cultural, que me interesa a mí, pero también al músico, la única persona del mundo que tiene carnet de identidad israelí y palestino, y además es argentino y español. Él defiende el diálogo en general y entre culturas y que sólo se puede llegar a un acuerdo a través de la empatía, de entender al otro, aunque no compartas sus ideas, y lo hace a través de su orquesta Orquesta West-Eastern Divan. Y ese diálogo cultural se vive a través de la arquitectura de diferentes épocas de la mezquita". 

Sobre el autor

Fernando López Vargas-Machuca (Jerez de la Frontera, 1971) es licenciado en Geografía e Historia, especialidad de Historia del Arte, por la Universidad de Sevilla. Desde 1994 ha venido realizando labores de investigación sobre arte medieval en Jerez y Sevilla, centrándose en la arquitectura gótica y mudéjar. A partir del año 2000 ejerce la docencia –de menores y adultos– en diferentes centros de Andalucía, y actualmente se encarga del Nivel Superior de Historia del programa del Bachillerato Internacional que se imparte en el IES Padre Luis Coloma de su ciudad natal.

Apasionado melómano y discófilo empedernido, desde 1998 ha realizado infinidad de críticas musicales para diferentes publicaciones en internet. Entre 2001 y 2012 colabora con la revista Ritmo escribiendo artículos, realizando entrevistas y, sobre todo, firmando reseñas en la sección de crítica discográfica. Paralelamente, ha escrito notas al programa a petición de instituciones como el Teatro Real de Madrid, el Teatro de la Maestranza de Sevilla, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, el Teatro Villamarta de Jerez, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y la Fundación Barenboim-Said, entre otras. Es además un gran aficionado a la música de cine, de la que no descarta publicar un libro al respecto en un futuro.