Dieciséis años de cárcel para el asesino de 'Santo Tomás de Aquino'

La Sección Octava de la Audiencia Provincial, con sede en Jerez, ha condenado a 16 años de prisión a Luis V. de los S. por el asesinato del anciano Juan Torres Corrales, acaecido el 7 de septiembre de 2013 en lo que se dio en llamar como el 'crimen de Santo Tomás de Aquino'. La sentencia contempla dos delitos para el autor de los luctuosos sucesos, de un lado el allanamiento de la morada donde el hombre asesinado residía con sus esposa tetrapléjica, y de otro el asesinato como tal, que fue infringido con siete puñaladas, destacando entre todas ellas una que alcanzó desde el cuello al corazón y a un pulmón.

Uno de los hechos más destacables de este caso es que el jurado absolvió a Antonio V. de los S., hermano del anterior, que también estaba encarcelado al creérsele implicado en el terrible crimen. El jurado popular le absolvió de los delitos por los que sí fue condenado su hermano (allanamiento y asesinato) así como de un delito de tentativa de asesinato en la persona de la esposa del hombre fallecido, Rosario A. L, la cual inmovilizada en la cama recibió cuatro puñaladas que, según el ministerio fiscal, pretendieron matarla. En este sentido cabe destacar que el testimonio de la señora, que resultaba esencial, no fue para nada concluyente en la vista oral, lo que provocó serias dudas en los jurados. Otro testimonio que igualmente se balanceó en la cuerda floja de la credibilidad fue el del cuidador de los ancianos, que tras decir ante la Policía que vio a una persona de espaldas huir del lugar luego en el juicio habló de dos.

Cabe destacar que el jurado absolvió de este último cargo a ambos hermanos ya que los votos a favor (5 en cada caso) no alcanzaron el mínimo de siete (de las nueve personas que componen el jurado popular) que se requieren para considerar probado un hecho.

Según la sentencia, toda la discusión que acabó con la vida de Juan Torres Corrales comenzó en el momento en que los hermanos le reclamaron las llaves de una vivienda propiedad de la víctima para alojarse en la misma.

El jurado popular considera probado que el hombre asesinado conocía al hombre que le dio muerte. Así, entienden que éste ayudaba a Juan a mover a su esposa tetrapléjica. Los dos hermanos sabían que Juan tenía una casa en la Cuesta de San Telmo y que en una ocasión le ayudaron a hacer una limpieza en la mencionada finca. Fue entonces cuando le pidieron la llave pues "iban a ser desahuciados". El propietario aceptó y allí se quedó Luis al menos durante dos días. Tanto la esposa como las asistentes sociales instaron a Juan a que recuperara las llaves. Éste lo consiguió y una disputa posterior por recuperarlas provocó el asesinato.

La sentencia apunta que cuando Luis V. de los S. entró en la casa sus moradores estaban dormidos. Entrar en la misma no era difícil pues saltar la valla del jardín era fácil y la puerta del patio se abría con suma facilidad. Una cosa llevó a la otra. El anciano logró ponerse incluso en pie (lo que se demuestra porque la sangre describía una trayectoria descendente) e igualmente hubo testigos que le escucharon decir "me ha matado". Si algo tuvo claro el jurado es que se trató de un delito de asesinato, entablándose las únicas dudas en torno a la autoría, si los dos hermanos V de los S. tomaron parte en el mismo.